Begoña Morales: “En materia de derechos humanos todo se comparte”

Socia fundadora de #Conese, firma especializada en impulsar el Desarrollo Sostenible -Desarrollo con Sentido- en empresas e instituciones; exdirectora de la unidad de Soluciones para Sostenibilidad de Indra y profesora asociada en el IE Business School.
‘De la gestión de los Derechos Humanos al Net Positive Impact’

¿Quién es más responsable en la lucha contra los incumplimientos de derechos humanos? Esa fue la pregunta con la que Begoña Morales inició su sesión, al mismo tiempo que proyectaba un pequeño fragmento de un documental sobre las minas de coltán en el Congo. La socia fundadora de la firma #Conese, especializada en desarrollo sostenible ‘con sentido’, hizo hincapié en el caso del Congo como un ejemplo muy claro de la vulneración de derechos humanos que sigue existiendo a día de hoy. Frente a ello, ¿quién es más responsable: gobiernos, empresas o el consumidor? Planteó la experta.

Con esta reflexión Morales introdujo a la clase al concepto de ‘do not harm’, como el ‘modus operandi’ de algunas empresas ante posibles incumplimientos de derechos humanos y frente a la vertiente opuesta: el ‘do good’, como esa idea en la que las compañías se esfuerzan por mejorar la situación de los entornos en los que impactan. Precisamente “saber discernir entre lo que es cierto y lo que no” fue uno de los objetivos que la experta quiso atajar con su clase, en la que no faltaron las preguntas y los debates propuestos por el alumnado.

Sostenibilidad en la cadena de valor

Invertir en desarrollo social para sus proveedores, explicó Morales, se veía hasta el momento como un gasto para la empresa, mientras que ahora se empieza a ver como una posibilidad para generar negocio a largo plazo, además del evidente impacto positivo en el entorno. Del mismo modo, las empresas no veían tampoco su responsabilidad en la primera parte de su cadena de valor, sus operaciones directas eran las únicas que contaban. Sin embargo, todo esto comienza, y comenzará a cambiar más rápidamente, con la puesta en vigor de las nuevas regulaciones. Las directivas piden ahora responder por todos los impactos que la empresa tiene desde la obtención de su materia prima, “y los grandes problemas de derechos humanos se encuentran precisamente ahí”, destacó la profesional. Se trata ahora de un proceso global que ataja desde lo más primario hasta el final, incluida la formación del consumidor.

Esta nueva situación plantea varias cuestiones para la reflexión, entre ellas, si una empresa es responsable de toda su cadena de valor, cuestionó Morales ante la clase. ¿Se puede hacer a una gran compañía responsable de todo lo que ocurre en las cadenas de valor de todos los productos que vende? Por otro lado, el papel de los consumidores es otra de las grandes incógnitas: ¿somos conscientes?, ¿qué nos impide serlo?

La importancia de discernir entre cadena de valor y cadena de suministro fue uno de los puntos en los que la profesional incidió en la sesión. La primera de ellas abarca absolutamente todo en el proceso, desde la creación de la materia prima hasta la información que se le proporciona al consumidor en el punto final de la cadena, la venta. Y precisamente esto jugará un enorme papel con la llegada de la nueva directiva de greenwashing, explicó Morales, que plantea una problemática para verificar las acciones de sostenibilidad, que deberán ser ahora acreditadas por organizaciones aprobadas.

Un cambio esencial: los Principios Rectores

Ante los casos de incumplimiento y las preocupaciones que se levantan en los últimos años, explicó Morales dando un paso atrás en la historia, las Naciones Unidas se ponen manos a la obra para entender el papel de las empresas y los derechos humanos en el mundo. ¿El resultado? Un documento de 2011 que determina los principios rectores para estos dos conceptos y que son, en definitiva, la base y la fuente de todas las regulaciones que llegaron posteriormente. Ahora se hace efectivo que las empresas son responsables de los impactos que tienen en las personas, pero de todas las que forman parte de su cadena de valor, de principio a fin, y esto, además, no se resuelve con filantropía como ocurría hasta el momento: “La filantropía corporativa ha muerto”. En contraposición a ello, la responsabilidad en materia de derechos humanos es promoverlos dentro de la cadena de valor, siempre con la convicción de que “cuanto mejor te vaya el negocio, más personas se van a ver beneficiadas”, destacó la experta.

Los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos dejan claro que los gobiernos tienen la obligación de crear leyes que protejan los derechos humanos y, además, las empresas públicas deben ser las primeras en dar ejemplo. Respetar como el principio esencial con la entrada del concepto de debida diligencia, “analizo toda mi cadena de valor, veo qué impactos tengo y pongo medidas para no vulnerar”, tratando de ir más allá de las regulaciones locales donde sea necesario. Y es que “apoyar los Principios Rectores y decir que cumples con la ley allá donde produces no es lo mismo”, explicó Morales; se debe ir por encima de la regulación en algunos sitios.

El tercer pilar de los Principios Rectores es la remediación: “En caso de que se produzca una vulneración, ambos -Gobierno y empresas-, deben trabajar juntos para dejar a las víctimas en la situación de inicio”, señaló la experta. Además, las acciones en materia de DDHH son precompetitivas, afirmó; establecen un mínimo en todas las empresas porque no se pretende competir con los incumplimientos. Las medidas que toma una compañía impulsan a las demás a seguir su camino porque son transparentes y accesibles a todos. “En DDHH todo se comparte”, destacó Morales.

El proceso de debida diligencia y los rightholders

En la siguiente parte de la clase, la experta quiso introducirse de lleno en el proceso de debida diligencia. Para ello, la compañía debe determinar sus impactos en los derechos de sus rightholders: aquellas personas cuyos derechos humanos se pueden ver afectados por tus acciones empresariales. Una vez has identificado esos impactos, priorizas los temas por grado de severidad y de probabilidad, antes de realizar un compromiso sobre ellos, “con nombre y apellido, un compromiso de verdad”. ¿Y después? Gestionarlo, monitorizarlo y controlarlo y que, si ocurren, lo repares. Por último, entra en juego la transparencia, rendir cuentas y comunicar las lecciones aprendidas: “Lo que has identificado y a lo que te comprometes lo debes hacer transparente”.

Con el objetivo de que el alumnado entendiese perfectamente la importancia de identificar a los rightholders en la cadena de valor de una empresa, Morales quiso realizar una pequeña práctica en grupo respondiendo a una serie de preguntas relacionadas con los procesos que realiza, en qué geografías, qué personas participan y cómo son, cuáles son impactadas y si hay un colectivo vulnerable entre ellas. El ejercicio sirvió a la profesional para explicar la relevancia de analizar cada proceso de la fabricación y distribución de manera individualizada y teniendo en cuenta el entorno de cada país, así como para entender la necesidad de fijarse especialmente en los colectivos vulnerables y las comunidades locales, con una mirada especial para las comunidades indígenas, con derechos diferentes que se deben atender de manera individualizada.

De la teoría a la práctica

A la hora de observar en un proceso de debida diligencia, la acción de una empresa, los puntos que se deben siempre observar, explicó Morales, es todo lo relacionado con las prácticas laborales, como el salario justo y el derecho a asociarse. Así mismo, se debe tener en cuenta también la lucha contra la corrupción y el soborno (centrándose siempre en el buen gobierno), el impacto en la comunidad, proveedores y en los consumidores. Todo ello resumido en el concepto AAAQ: accesibilidad, asequibilidad, adecuación y calidad.

Además, Morales introdujo al alumnado un conjunto de herramientas útiles a la hora de entender estos conceptos, pero también las nuevas tendencias para evitar las vulneraciones, como contar con una pirámide más estrecha en tus acciones, evitando subcontratas innecesarias que te permitan controlar mejor toda tu cadena. El Centro de Información sobre Empresas y Derechos Humanos es precisamente un hub público y una herramienta útil para poder comprobar de primera mano las alegaciones que una empresa tiene y han aparecido en medios de comunicación de todo el mundo. Con esta funcionalidad puedes comprobar de primera mano en qué temas estás teniendo un impacto, pero también los que está teniendo el sector en general.

Qué viene ahora

Desde que se publicaron los Principios Rectores, el principal cambio que se ha producido en esta materia es pasar del soft law al hard law, pero también a introducir la importancia de los inversores, los cambios en la medición (pasando de la subjetividad a la taxonomía) y, por último, la conexión entre los derechos humanos y los derechos ambientales.

Morales destacó también la nueva importancia del papel del consumidor en todo este proceso con la idea en mente de que, si el consumidor no se compromete ante los esfuerzos de gobierno y empresa, tampoco serviría de nada. Por ello, desde la UE se pretende conseguir un consumidor consciente, tanto físico como digital. Y para atajar la primera de estas vertientes se sacará una nueva normativa sobre greenwashing con la intención de asegurar que “lo que se dice es cierto” y que “las empresas ayuden dando información real al consumidor”.

El papel de los inversores, por otro lado, se vuelve clave también en este nuevo futuro sostenible para el cumplimiento de los compromisos porque estos requieren enfoques pasivos, como el canal de denuncia, frente a los generalistas que no tenían vinculación. Además, se reclama el concepto de transición justa para todas estas nuevas exigencias, “esto vulnera los derechos en toda la cadena”, insistió Morales. Pero todo esto es relevante porque con un buen proceso de debida diligencia, las empresas son capaces de prevenir futuros problemas y no verse gravemente afectados en caso de que ocurra lo peor.

Para finalizar la sesión, Morales quiso hacer hincapié en la importancia de prevenir. Cualquier tema de sostenibilidad se puede aproximar desde una perspectiva de cumplimiento legal, pero “la ley suele ir por detrás”, señaló la profesional. Adelantarte como compañía con una gestión de riesgos no solo puede ayudarte a prevenirlo, sino también a diferenciarte. “Me voy al extremo y me dedico a promover, identificar cómo de esto puedo hacer yo un negocio”, destacó la experta.

 

Beatriz Nestar Bueno
Periodista y alumna de la decimotercera edición del Curso de Experto en Sostenibilidad e Innovación Social