Santiago Martínez-Lage: “Un código de conducta interno es fundamental para la cultura de la organización”

Vicesecretario del Consejo de Administración de Inditex
"El Código de Conducta y Prácticas Responsables del Grupo Inditex: experiencia adquirida en estos años"

Abogado del Estado en excedencia, Santiago Martínez-Lage es desde 2012 vicesecretario del Consejo de Administración de Inditex; anteriormente su trabajo como jurista se ha desarrollado en el ámbito público, tanto en el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad como ante el Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea, pero también en una gran empresa como Iberia, privada desde principios del siglo veintiuno. Con el alumnado del CESIS de la Cátedra Inditex-UDC de Sostenibilidad compartió el miércoles 15 de abril sus conocimientos y experiencia dentro del gigante de la moda, explicando cómo se articula la función de compliance (cumplimiento normativo) en la compañía, profundizando en su código de conducta interno y, en la última parte de la sesión, relatando lo que ha sido el Accord de Bangladesh como “un ejemplo único en la industria”.

Tal como explica Martínez-Lage, el compliance en el Grupo Inditex es transversal y tiene funciones de cumplimiento en muchos de sus departamentos, que deben reportar a la Secretaría General o Dirección de Cumplimiento Normativo. “Si nos preguntamos en la empresa cuáles son los departamentos que entran en contacto con lo que hay que cumplir: la norma imperativa, las normas internas y las mejores prácticas, el resultado es que casi todos. Un departamento de sostenibilidad es el típico de compliance, porque es un área sujeta fuertemente a las normas imperativas, pero además estarían el departamento fiscal, el de obras, el de sistemas, el de etiquetado, el de recursos humanos, el financiero o el de protección de datos. A todos ellos se les requiere información periódicamente, a través de cuestionarios internos, que debe llegar al Consejo de Administración”, explica Martínez-Lage.

Si bien las tiendas no tienen asignada función de compliance y, por lo tanto, no reportan de la misma manera a pesar de sus riesgos en cuanto que representan el contacto directo con los consumidores, el abogado del Estado explicó que en la actualidad se aplican con el personal de tienda herramientas como la formación, el canal ético y el código de conducta interno, que afecta a todas las trabajadoras y trabajadores de la multinacional. El recorrido por los puntos más interesantes de este código de conducta, aprobado en 2012, de la mano de Martínez-Lage, suscitó un gran número de consultas e intervenciones por parte del alumnado del CESIS. “Es un código interno pero con cierta pretensión de ser aplicable a terceros. Establece una serie de obligaciones y es la barrera de defensa que tiene la empresa ante los actos de sus trabajadores. Es fundamental para la cultura organizativa, que se consolida con el tiempo, con prácticas, con la reiteración y con algo muy importante que es la formación”, subraya.

Los cambios en este código, que se estructura en base a la relación de la plantilla de Inditex con sus distintos grupos de interés, han sido pocos desde 2012: el último, el cambio de denominación del canal de denuncias por canal ético. “A nivel local sí que hemos tenido que hacer alguna modificación, como bajar el valor monetario máximo de los regalos que puede recibir un empleado, ya que cien euros en algunos países como India es mucho dinero. Y también se han suscitado debates interesantes como el que se nos planteó desde la provincia canadiense de Alberta, donde la edad legal para trabajar es 14 años y el código de Inditex marca 16 como edad mínima de contratación. En ese caso no se aplicó ningún cambio a pesar de que pudiera entenderse que estábamos cometiendo una discriminación allí; el tema de la edad mínima ha sido demoledor en años anteriores por todos los abusos cometidos en nuestro sector”, contó Martínez-Lage.

Entre los apartados destacados del código de conducta en esta sesión del CESIS, se encuentra la relación con autoridades y funcionarios y la relación con los proveedores. “Este es un apartado fundamental, enfocado a la parte comercial y compradora de la empresa. Es muy importante una selección de proveedores objetiva y transparente, que evite en todo momento la posibilidad de corrupción entre particulares”, indicó. También destacó apartados como el compromiso social y medioambiental en la empresa, con mayor relevancia e inversión este año por la crisis del coronavirus, la propiedad intelectual e industrial y los conflictos de interés, aquellas situaciones en las que un interés personal pueda ser incompatible con el interés de la empresa. “Lo más importante es concienciar al personal de que se comuniquen estas situaciones. Si pensáis en un área como A Coruña con el importante peso de Inditex, se pueden dar cientos de casos. Un ejemplo puede ser una pareja en la que una de las partes trabaja en Inditex y la otra en un banco que gestiona nóminas de la empresa. Son casos, en su mayoría, sin relevancia ni necesidad de ninguna actuación. Lo incorrecto es no comunicarlos”, señala. La importancia del canal ético y del comité ético como un órgano que controle, sancione y restablezca el orden ante un incumplimiento, sirvieron a Santiago Martínez-Lage para concluir su repaso al código de conducta interno de Inditex.

Del Accord de Bangladesh al RMG Sustainability Council
El Accord de Bangladesh (Accord on fire and building safety in Bangladesh) se firma en mayo de 2013 tras el derrumbamiento del edificio Rana Plaza, la mayor tragedia del textil en la que murieron 1.129 personas y resultaron heridas más de 2.500. En junio de 2020, este gran acuerdo dejará paso al RGM Sustainability Council, una nueva versión que incorpora a la patronal del textil de este país asiático y que contempla la retirada de licencias de exportación a aquellas fábricas que no lo cumplan. Para el vicesecretario del Consejo de Administración de Inditex, el Accord ha sido un ejemplo único en la industria, con 200 marcas implicadas, dos federaciones sindicales globales como son UNI e IndustriALL y varias ONGs como observadoras.

“La diferencia con la Alliance, otro acuerdo surgido del Rana Plaza promovido entre pares por las marcas estadounidenses, es que el Accord es suscrito por sindicatos y empresas, y jurídicamente vinculante. Hay dos palancas, el arbitraje entre marcas y sindicatos, y la terminación entre las marcas y las fábricas proveedoras, que no es más que un proceso en tres fases, en las que, si no cumplen, dejamos de trabajar con ellas”, explica. Formal y legalmente como fundación, el Accord supuso una inversión anual de 10 millones de euros por parte de las marcas textiles para poder inspeccionar las fábricas en cuestiones de incendios, eléctricas y estructurales. El Accord implica también seguimiento, comités de seguridad y salud en las fábricas y un canal de denuncias. Martínez-Lage, quien reconoce que la crisis del coronavirus pone en peligro estos avances, ya que para las fábricas asiáticas la seguridad estructural dejará de ser una prioridad económica, indica que con el Accord se han realizado 1.600 inspecciones y detectado 80.000 problemas de seguridad.


Arancha Estévez Lavandeira
Periodista y alumna de la novena edición del Curso de Especialización en Sostenibilidad e Innovación Social