María Morell: “Los derechos humanos no solo no están desde siempre, sino que están en constante evolución y suponen el mínimo, el máximo y todo lo que hay en el medio”
Área de Sostenibilidad Social de la cadena de suministro en Inditex.
"Gestión de una cadena de suministro desde una perspectiva de derechos humanos".
“Parece que es fácil conceptualizar los derechos humanos, pero no lo es”, sentenció al inicio de la clase la profesional del Área de Sostenibilidad Social de la cadena de suministro de Inditex, María Morell. “No son el mínimo legal exigible”, destacó la profesional antes de insistir en que “no solo no están desde siempre, sino que están en constante evolución y suponen el mínimo, el máximo y todo lo que hay en el medio”. En este sentido, la experta hizo hincapié en la importancia de entender bien la relación entre los derechos humanos y la regulación, con el objetivo de comprender los diferentes niveles a los que afecta: “ahí está el verdadero valor de una persona en el área”.
Para poder poner al alumnado en el contexto adecuado, Morell quiso hace un viaje al pasado por la historia de los derechos humanos y las figuras más críticas que ayudaron a darles forma. Desde Ciro Segundo el Grande, creador del cilindro de Siro, considerado por muchos historiadores como el primer vestigio de los derechos humanos por escrito, hasta el importante papel de Eleanor Roosevelt. Activista de los derechos sociales, ella fue la artífice detrás de la creación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y se une a John Ruggie, la mano detrás de los Principios Rectores de DDHH e impulsor principal del cambio en la relación entre la empresa y los derechos de las personas, como una de las figuras clave en esta materia.
Sería en 1948 cuando la Declaración Universal de los Derechos Humanos viese la luz, un total de 30 principios que, tal y como destacó Morell, “es importante tener siempre en mente”. Con ellos se establece que todos los seres humanos deben ser tratados con dignidad, que estos derechos deben ser inherentes y que deben estar interrelacionados, ser interdependientes y, al mismo tiempo, indivisibles. La experta quiso destacar a su vez que estos derechos no están pausados, sino que siguen creciendo y evolucionando con el paso del tiempo y la última incorporación del derecho a un medioambiente saludable y limpio como nuevo derecho universalmente reconocido, es ejemplo de ello. Asimismo, se debe tener siempre presente el concepto de transición justa: “No dejar a nadie atrás cuando vamos a hacia una sociedad climáticamente neutra”, apuntó la profesional.
Además de estos derechos, la Organización Internacional del Trabajo (la OIT), es un organismo fundamental para el desarrollo de los derechos laborales, explicó Morell. “Tiene un elemento diferenciador, es tripartita: tiene representantes de empleados, empleadores y gobiernos”, por lo que la totalidad de las áreas involucradas tiene representación. La OIT tiene distintas convicciones y cinco derechos fundamentales que, en cualquier caso, se deben cumplir, como la seguridad y la salud ocupacional, que se incorporaron a esta lista como quinto derecho fundamental el pasado 2022.
Los derechos humanos y la empresa
Tras un pequeño repaso por la historia de los derechos humanos en su conjunto, la experta se introdujo de lleno en la relación que estos tienen con las empresas con un conjunto de marcos de referencia: la Declaración Universal, los ODS, la declaración del OIT, las directrices de la OCDE para empresas y los Principios Rectores. Sobre estos últimos quiso Morell hacer un paréntesis en la sesión para hacer hincapié en su importancia: “Cada palabra que hay escrita en los principios rectores tiene un motivo”, señaló. “Son una manera de ver, una mirada para atravesar las diferentes capas de los derechos humanos”, sentenció la profesional para explicar la importancia de entenderlos desde el qué, el dónde y el cómo.
¿Cómo es la mirada que aportan entonces los principios rectores? A la hora de hacer un ejercicio de debida diligencia debes siempre verlo desde la perspectiva de las personas vulnerables, explicó Morell, y para hacerlo la mejor forma es preguntando y escuchando. La principal diferencia con otros procesos de debida diligencia es precisamente esa, que se enfoca en el riesgo para las personas, pero también que va más allá del cumplimiento y siempre teniendo en cuenta que no se compensa: “No es compensar una cosa por la otra, es restituir el derecho que has vulnerado”, destacó la experta. En un proceso de debida diligencia centrado en los DDHH debes seguir un ciclo continuo con unas directrices básicas, “una debida diligencia es el método, pero tú debes alimentarlo con las diferentes regulaciones y normativas”.
Los principios rectores dentro del pilar de la empresa establecen la necesidad de tener un compromiso político, lo segundo una debida diligencia en la que identifiques y priorices los impactos y, lo tercero, que cuentes con mecanismos de reclamación. Estos últimos sirven además para fortalecer tu propio ejercicio: Qué mejor manera de conocer los impactos que tengo si son las propias personas vulneradas las que me lo dicen. Al mismo tiempo, se une al pilar tres, el de la remediación, pudiendo utilizar esta información para poder tomar medidas al respecto.
Cadena de suministro y derechos humanos
Con una base ya establecida en relación con los derechos humanos, Morell pasó a centrarse en su área de experiencia: la cadena de suministro. Desinversión, impacto en las comunidades o el riesgo reputacional son algunos de los impactos negativos de una cadena de suministro; pero acompañados de otros positivos, como el desarrollo, la formación o el empoderamiento. Morell quiso hacer distinción entre la cadena de valor y la cadena de suministro, así como en la importancia de tener siempre presente todos los factores a los que puedes impactar en materia de DDHH.
Conocer toda la cadena de valor al detalle es precisamente el reto interno más complejo al que se enfrenta una empresa en gestión de su cadena de suministro. En cuanto a los externos, Morell destacó algunos como los patrones migratorios cambiantes, la automatización de los procesos productivos o la geopolítica y, frente a todos ellos, la experta indagó en las herramientas necesarias para poder hacerles frente: desarrollo regulativo, planes de formación o las redes y alianzas.
Para poder entenderlo de manera práctica, Morell utilizó la siguiente parte de la clase para realizar un ejercicio con el alumnado presentando una empresa inventada con el objetivo de hacer una estrategia de gestión social de la cadena de suministro siguiendo tres fases claras: Qué queremos proteger, cómo lo vamos a hacer y cuáles son nuestros planes a corto y medio plazo. A la hora de decidir qué vamos a proteger en esa gestión hay dos puntos a trabajar especialmente; por un lado, la ambición (hasta dónde queremos llegar) y, por otro, la trazabilidad: ¿tenemos toda la información de nuestros proveedores? En una debida diligencia de derechos humanos lo primero que debes hacer es aflorar esos temas, explicó la experta, y actualizar los sistemas de información para asegurar la trazabilidad. En la segunda parte (cómo lo vamos a proteger), debemos decidir qué herramientas internas y externas vamos a poner en marcha o utilizar para llevar a cabo la estrategia.
El ejemplo de Inditex
En la última parte de la clase, Morell quiso introducirse de lleno en el funcionamiento de la cadena de suministro de Inditex, donde destaca la importancia de contar con equipos locales que puedan entender de lleno el contexto en el que te encuentras: “En todo lo que tiene que ver con lo humano es imprescindible esa introducción directa con un equipo local”, destacó la profesional. También la importancia de contar con un propósito, una diferenciación que te identifique como marca y que, en el caso de gigante textil, es el compromiso de identificar, evaluar y mejorar las condiciones de trabajo en el 100 % de la cadena de suministro. El enfoque de la compañía ahora es precisamente convertirse en un catalizador para el cambio en la industria promoviendo prácticas sostenibles con una mirada basada en el impacto y combinándolo siempre con el cumplimiento de su código de conducta allá donde opere.
Precisamente ese código ético para fabricantes y proveedores, así como las colaboraciones y alianzas con importantes iniciativas como la Ethical Trading Iniciative desde 2001 y diversas organizaciones que trabajan por mejorar la vida de las personas en las zonas que operan, son las piedras angulares del esfuerzo de Inditex en esta materia.
Beatriz Nestar Bueno
Periodista y alumna de la decimotercera edición del Curso de Experto en Sostenibilidad e Innovación Social