María López Escorial

Directora de Desarrollo de la Fundación BBVA Microfinanzas

 

María-López-Escorial

María López-Escorial. Dosis de libertad para quienes ocupan la base de la pirámide

La oportunidad de las personas para elegir en qué invertir sus recursos, independientemente de la cantidad de los mismos, es esencial. Ocupen el lugar que ocupen en la pirámide, los ciudadanos deben tener derecho a decidir qué hacer con su dinero y, para ello, las empresas han de pensar, también, en quienes forman la base de dicha pirámide, es decir, en todas aquellas familias que perciben entre uno y diez dólares al día. “Los microcréditos no son la panacea, pero si no les damos inclusión financiera a las personas de la base de la pirámide, no podrán desarrollarse”, advirtió la directora de Desarrollo de la Fundación Microfinanzas BBVA, María López-Escorial, durante la sesión sobre finanzas sociales e inversiones de impacto que impartió el pasado 11 de abril a los alumnos del Posgrado en RS de la Cátedra Inditex de Responsabilidad Social de la UDC.

La importancia de la misión y principios de las entidades como prioridades de su actuación centró las conclusiones de una jornada en la que los intereses reales de las empresas que financian proyectos emprendidos por personas con escasos recursos protagonizaron el debate. “Es necesaria una inversión financiera real que, además, consiga un objetivo social”, apuntó López-Escorial en referencia a las denominadas inversiones de impacto, aquellas que, dijo, “buscan crear impacto social o medioambiental positivo, no simplemente minimizar el negativo”. Todo ello sumado al imprescindible retorno financiero de todo crédito o, en este caso, microcrédito.

Ante la puesta en escena de los microcréditos y de los elevados intereses de los mismos frente al riesgo de quien los financia, los alumnos trasladaron a la docente sus dudas sobre los intereses reales de las entidades microfinancieras y le solicitaron su “opinión personal” al respecto. “Yo creo que hay muchos productos que ofrecidos en cantidad y precios adecuados son beneficiosos para el desarrollo de las personas que ocupan la base de la pirámide. El microcrédito no es la mejor alternativa, pero es mejor que la que tenían antes. Y no, no es la solución. Digamos que si se hace bien, el microcrédito en principio debería ser bueno, o al menos mejor que recurrir a usureros”, argumentó la directora de Desarrollo de la Fundación BBVA Microfinanzas. Y recordó que los ejes de la entidad que representa son precisamente “la educación y la inclusión financiera” y, por tanto, tan solo financia proyectos de carácter productivo o rentable para quienes solicitan un préstamo.

El análisis del caso Acumen Fund: Measurement in Impact Investing, editado por Alnoor Ebrahim y V.Kasturi Rangan y presentado por López-Escorial, sacó a colación la necesidad de entidades como Acumen de ser consecuentes con su misión y principios a la hora de invertir en determinados proyectos. En este sentido, la responsable de la sesión advirtió a los presentes de que “es muy común la existencia de una dicotomía entre retorno financiero e impacto social”, y subrayó: “El resultado Puede ser el mismo, pero el proceso y el beneficio social real, no. Hay que unir la misión de la entidad a su estrategia y, si de verdad quiere obtener impacto social, debe incluir dicho impacto en la base de la pirámide”.

Y para muestra, un vídeo que refleja el proyecto de Ecotact, una de las inversiones de Acumen Fund en Kenia: www.youtube.com/watch?v=F83-1HdUAu8.

Aida Mosquera
Periodista y alumna del Posgrado en RS de la Cátedra Inditex de Responsabilidad Social de la UDC.