María López Escorial
Directora de Marketing & Market development de la Fundación Microfinanzas BBVA
El valor del impacto y el retorno, según María López Escorial
María López Escorial, Directora de Desarrollo en la Fundación BBVA Microfinanzas, ha compartido con nosotros en la tarde de hoy qué circunstancias, contextualizando la financiación social, posibilitan la ejecución de inversiones de impacto.
Por inversión de impacto entendemos toda aquella actividad que a través de la inversión genera impacto social y medioambiental, además de retorno económico. Este último elemento resulta clave para entender un nuevo escenario de cooperación al desarrollo en el que el protagonismo de la iniciativa empresarial cada vez encuentra mayor acomodo, frente a unos actores tradicionales -gobiernos y ONGs- que por sí mismos y hasta el momento, no han sido capaces de cumplir con los parámetros que garantizan su óptima viabilidad: eficacia, eficiencia, sostenibilidad y margen para la escala.
En la base de la pirámide (BOP) se sitúa una cuota de mercado ingente con alrededor de cuatro billones de habitantes que sobreviven con menos de diez euros al día, y cuyo grueso de consumo se destina básicamente a alimentación. Responden en su generalidad a sociedades pronunciadamente inestables en lo político y social, y aunque en algunos casos albergan economías emergentes, nunca escapan a su definición de mercados de altísimo riesgo. En este contexto, la industria microfinanciera ha sido capaz de formalizarse con éxito a través fundamentalmente de su producto estrella el microcrédito, pero también a través de la oferta de otros productos financieros como seguros o créditos al consumo, entre otros. En este éxito la fiabilidad del cliente medio ha sido determinante: no sólo se trata de clientes con una elevada actividad financiera pues fían y son fiados sino que además de capacidad de ahorro, responden con formalidad a la devolución de lo prestado en tiempo y forma. Y como a la responsabilidad ha de respondérsele con más responsabilidad, la industria microfinanciera ha orientado también sus esfuerzos hacia la búsqueda del comportamiento socialmente responsable, a través del desarrollo de algunas figuras como la de protección al cliente o el formalizado compromiso hacia la honestidad en la aprobación de préstamos a clientes con capacidad real de devolución, y nunca en caso contrario. Curiosa paradoja dados los tiempos que corren. La responsabilidad social no parece operativa como moneda única y en función del mercado de implantación fluctúa su valor, cotizando al alza cuando entra en curso a través de las actuaciones microfinancieras en entornos no desarrollados, devaluándose sin freno a la luz del comportamiento de un importante número de entidades bancarias a nuestro alrededor en el más próximo entorno.
Éste, y otros ingredientes, animaron a un dinámico debate que gira en torno al cuestionamiento de si se trata de responsabilidad social o simplemente de un modelo de negocio revestido de comportamiento responsable, atendiendo a elementos como por ejemplo, los elevados intereses que los préstamos llevan asociados. Bien es cierto que la industria microfinanciera permite el empoderamiento de un importante sector de la población que nunca accedería al crédito si no fuese de esta manera. Igualmente es de justicia advertir, que la base de la base dónde se concentran los que todavía incluso cuentan con menos recursos, continúa todavía ajena y aislada de la inclusión en la rueda financiera.
Una participativa discusión en clase del caso Acumen Fund cierra esta sesión.
Noelia Salido
Socióloga, investigadora y alumna del Posgrado en Responsabilidad Social de la Cátedra Inditex-UDC.