María José Gálvez Cardona: “Detrás de cada riesgo ESG hay una oportunidad de negocio”

Head of ESG en Ernst & Young.
“Finanzas Sostenibles. La gestión de riesgos y las oportunidades como elementos clave”.

El término «finanzas sostenibles» se refiere en general al proceso de tener debidamente en cuenta las cuestiones ambientales, sociales y de gobierno (ESG por sus siglas en inglés) en las decisiones de inversión, lo que se traduce en mayor capital destinado a actividades sostenibles e implícitamente más largoplacistas.

No es casualidad que este tipo de inversiones aparezca en el actual entorno VUCA (volatilidad, incertidumbre, complejidad ambigüedad) que ha transformado la perspectiva de riesgos. Ninguna entidad bancaria duda a estas alturas de que la incorporación de criterios ESG es necesaria para conocer ese entorno.  Basta ver la matriz de percepción de riesgos que propone el World Economic Forum a 2 y a 10 años, con enorme preponderancia de este tipo de factores.

 

Resultados encuesta de percepción de riesgos globales por severidad. Fuente: WEF, Global Risk Report 2023

 

En este contexto, el ritmo de regulación de aspectos ESG es tan frenético que los propios expertos tienen dificultades para seguirlo porque hay alguna falta de concreción que lleva a poder interpretar normativas diferentes con criterios incompatibles (por ejemplo discrepancia en los plazos).

El ecosistema financiero ha integrado la sostenibilidad en la gestión de riesgos, realizando test de estrés de capital así como de cambio climático, avanzando hacia estándares de reporting obligatorios que favorezcan la comparabilidad de los indicadores medidos.

Ahora es habitual preguntarse por cuestiones como: ¿qué le pasa a mi cartera si sube la temperatura?, ¿las sequías arruinarán los viñedos que voy a financiar?, ¿la subida del nivel del mar hará que un hotel en primera línea de playa quede anegado?, ¿las restricciones al consumo de agua en determinadas épocas del año paralizan la cadena de montaje?

En definitiva, interesa saber si se pueden convertir los activos a financiar en activos varados (stranded assets), al haber perdido gran parte de su valor. Son riesgos que afectan al valor de cotización y a las posibilidades de financiación, y su adecuado manejo es imprescindible para conseguir rentabilidad.  Esto tampoco debe hacer pensar que un producto financiero, por el mero hecho de ser socialmente responsable, tendrá necesariamente menor riesgo.

El EFRAG (Grupo Asesor Europeo de Información Financiera), órgano encargado del realizar el Asesoramiento Técnico a la Comisión Europea sobre las Normas de Informes de Sostenibilidad, está redactando los Estándares de Informes de Sostenibilidad de la UE (ESRS) que la Corporate Sustainability Reporting Directive (CSRD) prevé adoptar. Habrá instrucciones de reporting generales, por sectores, e incluso habrá limitaciones en los indicadores que puede proponer la empresa.

¿Cuándo surge la inversión responsable?

Las primeras referencias a la inversión responsable son del siglo XVII, cuando los cuáqueros no invertían en empresas relacionadas con la guerra, la esclavitud, o el alcohol. En 1968 aparece el Pax World Fund, creado por dos activistas opuestos a la guerra de Vietnam que recogieron el clamor de algunos estadounidenses que cuestionaban que sus ahorros se invirtiesen en empresas de armamento y más concretamente de fabricantes de gas napalm.

En Europa, el primer fondo de inversión socialmente responsable (en adelante ISR) fue el sueco Ansvar Aktiefond Sverige, que nació en 1965, pero no es hasta la década de los 80, en el Reino Unido, donde consigue mayor arraigo este concepto de inversión, que llega de la mano de iglesias y organizaciones no gubernamentales.

A final de la década de los 90, la madurez que se tenía ya en aquel momento -aunque muy alejada de la actual- permite lanzar el Dow Jones Sustainability Index, el primer índice global que introduce criterios de sostenibilidad. Poco después, la Organización de las Naciones Unidas dio un gran paso con la puesta en marcha de los Principios para la Inversión Responsable, con sus seis premisas para tener en cuenta los efectos de la sostenibilidad en las finanzas.

En 2018, los principales agentes económicos estimaron que la financiación necesaria para mitigar el cambio climático abarcaba la práctica totalidad del dinero disponible, por lo que empiezan a aparecer mecanismos como el Plan de Acción sobre la financiación del crecimiento sostenible de la UE que tiene 3 objetivos: reorientar los flujos de capital hacia la economía sostenible (taxonomía), integrar la sostenibilidad en la gestión de riesgos (reporte del mercado de productos de  inversión sostenible según normativa SFDR) y fomentar la transparencia y el largoplacismo (reporte corporativo de sostenibilidad según normativa CSRD).

¿Qué es una inversión sostenible?

El Reglamento sobre la divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector de los servicios financieros (SFDR) define las inversiones socialmente responsables (ISR) como aquellas que se realicen en una actividad económica que contribuya a objetivos de tipo medioambiental o social medidos a través de indicadores clave, algunos de los cuales se enumeran en dicho artículo, siempre y cuando dichas inversiones no perjudiquen significativamente a ninguno de los otros objetivos, y las empresas beneficiarias sigan prácticas de buena gobernanza.

Esta normativa SFDR, que impone mínimos en las carteras de inversión, motiva que la gestión de los riesgos y oportunidades vinculados con aspectos ESG se conviertan en un elemento clave para la búsqueda de financiación.

¿Quién es quién en las finanzas sostenibles?

En el ecosistema de las finanzas sostenibles aparecen además de los actores tradicionales -inversores/accionistas, entidades financieras y compañías/emisoras-, otros nuevos actores como los proveedores de datos, verificadores, ratings de prestigio, además de cobrar importancia los reguladores que van definiendo el marco de las finanzas sostenibles a medida que se metaboliza la experiencia que se está adquiriendo aceleradamente.

Estos nuevos actores intervienen aportando información relevante en distintos momentos del proceso de financiación. Destaca en este ecosistema el grupo de interés de los analistas ESG, también llamados proveedores de datos. Su misión es recopilar información de las compañías que le permitan realizar un análisis profundo, calculando indicadores y detectando controversias, para extraer conclusiones sobre el estado de la compañía en lo que a riesgos ESG se refiere. Esta información la consumen inversores privados, públicos y financiadores. En este campo hay ejemplos de ratings tradicionalmente económicos que han desarrollado también reputados índices de sostenibilidad como el S&P (Standard & Poors Sustainability Index), que es el principal índice selectivo bursátil que reúne las empresas líderes a nivel mundial en la gestión responsable de su desempeño ambiental, social y económico.

Estrategias de inversión Socialmente Responsable

Cuando se trata de ISR, podemos adoptar estrategias con enfoques diferentes. El enfoque de influencia en la estrategia de inversión sostenible es el que pretende influir en la toma de decisiones a través de una participación activa (stewardship). Esta participación se ejerce con el diálogo activo (engagement) como manera de practicar un activismo accionarial que  mejore la estrategia ESG y el rendimiento de los emisores, o bien puede desarrollarse a través de derechos políticos como el derecho a “voto activo” (voting).

Un segundo tipo de estrategias de inversión ISR muy comunes y valoradas en los mercados europeos son aquellas con enfoque de integración. En esta estrategia se va más allá de la simple exclusión de algunos sectores o compañías con menor calificación en los criterios Ambientales, Sociales y de Gobierno corporativo. Hay varias maneras de acercarse a este enfoque, que van desde aplicar un filtro ESG antes de analizar criterios puramente financieros, o aplicar el filtro después de decidir la cartera.

Existen también estrategias de inversión ISR de enfoque selección de compañías, con aproximación positiva o negativa, siendo las positivas aquellas en las que elegimos invertir en compañías con las mejores métricas ESG de su sector “best in class”, o hacer inversiones temáticas muy focalizadas en la consecución de un objetivo. En este tipo encontramos también las de aproximación negativa, si simplemente se descartan a las compañías que se encuentran a la cola de su sector en desempeño ESG.

El último tipo serían las estrategias con enfoque impacto social, donde prima tanto la rentabilidad de la inversión como que las decisiones financieras tengan un efecto positivo en la sociedad. El objeto de negocio es puramente ESG, pero se gestiona la entidad con criterios comerciales.

Particularidades del Estado Español

En España, los dilatados plazos del sistema judicial para resolver los casos hacen que los inversores se desincentiven al ver que se reporta una misma controversia durante varios ejercicios consecutivos.

También es una característica que choca a los inversores extranjeros el hecho de que el presidente de las compañías en muchos casos sea ejecutivo. En aras de mejorar su gobierno corporativo, muchas empresas ya están teniendo en cuenta este modelo anglosajón, con la inclusión de esta figura, responsable de velar por los intereses de los accionistas a largo plazo. Este cambio surge precisamente en un momento en que un número creciente de inversores opina que los aspectos ESG impactan en el desempeño del producto a largo plazo, ya sea a través de riesgos u oportunidades.

La sesión sirvió para asentar los conceptos más importantes de este tipo de inversiones, y presentar el panorama regulatorio que está llegando en forma de ‘tsunami’. Los riesgos extra-financieros tienen cada vez mayor probabilidad de suceso e impacto, pero al mismo tiempo Gálvez Cardona recalcó que “detrás de cada riesgo ESG hay una oportunidad de negocio: para diversificarse, atraer a otro tipo de inversores u optimizar nuestros procesos.”

Caso práctico

Finalmente se realizó un caso práctico donde se analizó el folleto de un fondo de inversión de impacto, para comprender la importancia de conceptos sobre los que se habló en la primera parte de la sesión: identificar las estrategias de inversión que seguía el fondo, los riesgos ASG que preveía, la claridad y transparencia de los criterios que comunicaba o su adecuación al marco regulatorio actual, entre otros aspectos.

 

Carmen Conde Salgado
Ingeniera de caminos, canales y puertos. Alumna de la duodécima edición del Curso de Especialización en Sostenibilidad e Innovación Social