“La innovación social es un término muy elástico y no siempre se ha percibido igual”
Diego Moñux Chércoles. Fundador y Socio-Director de la empresa Science & Innovation Link Office.
Sólo con echar un vistazo a nuestro entorno es suficiente para constatar que “la innovación, que está omnipresente en el mundo político y de la empresa, está de moda y se expande cada vez más” explica Diego Moñux, Fundador y Socio-Director de la empresa Science & Innovation Link Office, quien centra el debate en qué es la innovación y qué es la innovación social.
“La innovación no siempre se ha percibido igual” y en las últimas décadas la conceptualización de la relación entre ciencia, tecnología e innovación ha cambiado sustancialmente. “Hasta la década de los 70 la concepción dominante fue el modelo lineal del empuje de la ciencia” en el que bastaba con invertir recursos en el sistema para generar investigación que la industria acabaría por transformar y aplicar. Apunta el docente que “no es hasta principios de los 90 cuando se habla de innovación, antes era sólo ciencia y tecnología”, apareciendo así también la primera definición de innovación por la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en 1996 como “la puesta en el mercado de un producto tecnológicamente nuevo o mejorado o la utilización dentro del proceso productivo de un proceso tecnológicamente nuevo o mejorado”. En 2005 la OCDE “sigue pensando que se centra sólo en la innovación empresarial y tecnológica” explica Diego Moñux, sin embargo en el presente año la Fundación para la innovación tecnológica, COTEC, identifica la innovación como todo cambio que genera valor “todo cambio, no solo tecnológico; todo conocimiento, no sólo científico y todo valor, no sólo empresarial”.
Hay muchas formas de entender la innovación social, pero creo que podemos identificar principalmente tres: como el proceso de cambio social derivado de las innovaciones tecnológicas; en el sentido sociológico de cambio social entendido como las innovaciones que llevan a cabo agentes distintos a la empresa; y por último, añade el docente “en el sentido de economía social, Responsabilidad Social Empresarial”. Esto es, la empresa pone su innovación al servicio de objetivos sociales como pueden ser el desarrollo de los países menos avanzados o de comunidades vulnerables. Moñux Chércoles aclara en este sentido que “toda innovación puede tener impacto social, pero no todas nacen con un fin social”.
Resalta además el fundador y socio-Director de Science & Innovation Link Office, que “la innovación no es patrimonio de la empresa”, pues como identifica la propia OCDE en su Manual de Oslo de 2005, ésta “puede estar presente en cualquier sector de la economía, también en los servicios públicos como la educación y la salud” y añade que hablar de ciencia, tecnología e innovación social “supone hablar de innovación que persigue valores sociales”.
Laura Muiño
Periodista y alumna del Curso de Especialización en Responsabilidad e Innovación Social de la Cátedra Inditex-UDC