Julia Moreno Fraile: “No debería haber departamentos de sostenibilidad, toda la empresa tiene que asumir el reto”
Senior Manager de Sostenibilidad y RSE en Forética
"Identificando los principales estándares de RSE y entendiendo cómo se aplican"
¿Qué motivaciones tiene una empresa para ser responsable? ¿Cómo va a influir su entorno en la estrategia de sostenibilidad? ¿De qué herramientas y estándares dispone una organización para trabajar en Responsabilidad Social Corporativa (RSC)? Estas preguntas sirvieron de punto de partida en la sesión impartida por Julia Moreno Fraile en el Curso de Especialización en Sostenibilidad e Innovación Social (CESIS) de la Cátedra Inditex-UDC de Sostenibilidad el miércoles 22 de enero. Bióloga y especialista en gestión medioambiental desde Forética, entidad propietaria y promotora de la SGE 21 -la primera norma europea para certificar la RSC-, Julia Moreno centró su sesión de carácter práctico en las motivaciones de las organizaciones para abordar la sostenibilidad y en los estándares y herramientas que deben utilizar para integrarla en la filosofía corporativa.
“La sostenibilidad no es una cuestión simplemente interesante, tiene sentido, debe integrarse en la filosofía de la organización y está vinculada a la competitividad”, afirma Julia Moreno. Sin embargo, para muchas empresas todavía es una materia pendiente, que implica un conjunto de retos para el que no disponen de herramientas. ¿Puede la agenda de una organización obviar la crisis, la incertidumbre, la pobreza y la desigualdad? ¿Se puede operar al margen del cambio climático o de la progresiva robotización del trabajo? ¿Qué motiva a una empresa a integrar la RSC en su funcionamiento? En primer lugar, el marco institucional y normativo. “Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU de cara a 2030 convierten esta década en la década de la acción y el sector privado es clave. La Comisión Europea promueve un pacto, un european green deal, que pretende hacer de Europa un continente neutro en carbono y puntero en economía circular. España ya tiene una ley que obliga a empresas de determinadas características a reportar información no financiera. Es decir, las empresas se mueven en un marco normativo que las encamina hacia la RSC. No pueden desvincular el crecimiento económico del impacto global del mismo”, apunta Julia Moreno.
“Los grandes retos requieren planteamientos diferentes. Hay que aprovecharlos como oportunidades, aquí entra en juego el concepto de RSC. Debemos maximizar la creación de valor compartido, identificar las posibles consecuencias e incorporar a los grupos de interés. La RSC debe ir más allá de la ley, debe ser integral e integrada y tener gran alcance. De hecho, los departamentos de sostenibilidad no deberían existir; todos los departamentos deberían trabajar en esa clave”, prosigue Moreno. Además de la motivación normativa o reguladora, las empresas pueden ver los retos derivados como oportunidades de mejora, que abren puertas a nuevos negocios, a nuevas fuentes de financiación y a nuevos modelos de comunicación con los grupos de interés.
Para implantar una estrategia de RSC debemos tener en cuenta el contexto, la implicación de la dirección de la empresa, los grupos de interés y sus prioridades, y los objetivos externos e internos de la organización ¿Y, una vez que tenemos la motivación y el análisis, qué dimensiones debemos considerar para diseñar la política de RSC en nuestra organización? Liderazgo, es decir, la manifestación de nuestro compromiso y la capacidad de anticiparnos, de ser innovadores; diálogo o lo que es lo mismo, de qué forma me relaciono con mis grupos de interés; gestión, que comprende el análisis de riesgos y el plan de acción; y, por último, comunicación, en definitiva, reportar la información relevante y ser transparente. Debemos, además, ser conscientes de que las áreas de impacto van a ser múltiples: centro de trabajo o empresarial, la comunidad en la que nos insertamos, el mercado, el medio ambiente y las cuestiones éticas y de buen gobierno.
Sellos y certificaciones: la SGE 21
Buena parte de la sesión de Julia Moreno, desde una perspectiva práctica, se centró en las herramientas disponibles en las distintas fases de la estrategia RSC, como los sellos y certificaciones que avalan el trabajo de las organizaciones en este terreno. Es el caso de la SGE 21, la primera norma europea para certificar la RSC, flexible, adaptable y compatible con otros sistemas de gestión. La SGE 21 fue creada en el año 2000 por Forética, entidad con más de 200 socios, un 40% de empresas del Ibex 35 y alianzas como la establecida con el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD), siendo su partner en España. La norma establece nueve áreas para la gestión de la RSC: gobierno de la organización, personas de la organización, clientes, proveedores y cadena de suministro, entorno social e impacto en la comunidad, entorno ambiental, inversores, competencia y administración pública. “Y por supuesto, transversal a todas ellas, la filosofía de mejora continua, esa es imprescindible”, concluye Moreno.
Arancha Estévez Lavandeira
Periodista y alumna de la novena edición del Curso de Especialización en Sostenibilidad e Innovación Social