Irene Fernández: “Todos los puntos de vista son imprescindibles porque las empresas son poliédricas y están vivas”

Investigadora de la Cátedra de Impacto Social de la Universidad Pontificia de Comillas.
"Tienen que emerger riesgos y oportunidades cuando se hace ese análisis”

Irene Fernandez

‘Doble materialidad en acción: un caso práctico’

Con unos conocimientos teóricos ya asentados por el alumnado del CESIS, la profesional Irene Fernández llegó el pasado 15 de febrero dispuesta a ponerlos todos en práctica. Con unas primeras preguntas de control para asegurar que los conceptos básicos estaban bien entendidos, la investigadora de la Cátedra de Impacto Social de la Universidad Pontificia de Comillas procedió a introducir a los asistentes al objetivo de la clase: realizar un análisis de doble materialidad para una empresa.

Divididos en sus grupos de trabajo habituales, se repartieron entre todos cuatro líneas de negocio diferentes dentro de la compañía propuesta por la profesora, una empresa imaginaria bajo el nombre de Alpha. Así, con cuatro subnegocios bien marcados: inmobiliario, de telecomunicaciones, fundación e infraestructuras; los diferentes grupos comenzaron a establecer la hoja de ruta de lo que sería el análisis de materialidad. “Un proceso vivo” que debe revisarse cada dos/tres años y rehacerse por completo cada cinco, especificó la profesional.

Fernández dio así inicio al ejercicio comenzando por la parte esencial del análisis, la base sobre la que se construye todo lo demás: analizar el sector y documentarse bien. Un exhaustivo proceso de documentación ayuda en el análisis a entender bien el punto en el que se encuentra la compañía, qué es lo que se percibe desde fuera y a qué necesitamos prestar atención, así como qué personas u organizaciones debemos contactar: “Es muy importante la revisión documental para hacer entrevistas a tus grupos de interés de manera efectiva y eficaz”, explicó la experta. Asimismo, es una buena primera oportunidad para encontrar aquello que nos puede resultar de interés desde un punto de vista estratégico: “Tienen que emerger riesgos y oportunidades cuando se hace ese análisis”, especificó la experta.

Con toda esa información ya compendiada, el grupo procedió a buscar los temas materiales que afectarían directamente a su línea de negocio. Esta oportunidad práctica sirvió a los estudiantes del CESIS para conocer de primera mano algunas herramientas esenciales en esta fase del proyecto, como la web de los SASB Standards o la del MSCI. Con estas guías, los alumnos trabajaron en encontrar esos puntos clave sobre los que se debía prestar especial atención antes de comenzar a elaborar las preguntas esenciales que les harían a sus grupos de interés (GDI).

Precisamente encontrar esos GDI, identificarlos y registrarlos en la herramienta de elección del alumnado (un documento en el que ir registrando poco a poco la información obtenida) fue el siguiente gran paso del ejercicio. Y para definirlos correctamente es muy importante entender su relación comercial con la empresa, expuso Fernández. ¿El objetivo? Realizar un conjunto de entrevistas que nos permita encontrar aquellos temas que son materiales para ellos y tenerlos en cuenta de cara a las encuestas y la futura matriz que refleja todos estos datos.

Esta matriz, el paso final del análisis de doble materialidad, tiene un plano bidimensional, explicó la profesional, donde cada punto debe tener siempre una puntación en las dos materialidades a analizar: la de impacto y la financiera. La primera de ellas se refiere a todos esos impactos que la empresa tiene en su entorno, es la visión inside-out; mientras que la financiera son todos aquellos que afectan desde fuera a la compañía, outside-in. La contaminación, la gestión de residuos o la gestión del talento forman parte del primer grupo, mientras que la regulación o los sucesos globales con repercusión en tu actividad, serían lo que valoraríamos en la materialidad financiera. Fernández quiso insistir en este punto para explicar a los grupos la importancia de realizar unas buenas encuestas, el siguiente paso del proceso, adaptadas a cada grupo de interés. A la hora de ponderar sus resultados, apuntó la experta, se debe tener más en cuenta el resultado de las encuestas, antes que el que la propia empresa haya desarrollado a través de las entrevistas y el análisis porque “son más definitorias de la situación”.

En este punto, Fernández reiteró la importancia de que todas las personas, independientemente de su empleo o su nivel de implicación con la empresa, formen parte de ese proceso de encuesta. “Todos los puntos de vista son imprescindibles porque las empresas son poliédricas y están vivas”, sentenció la experta. Tomando de ejemplo el sufragio universal como ese proceso que tiene en cuenta a toda la población, Fernández insistió en que los temas materiales sobre los que preguntaremos a nuestros grupos de interés deben dirigirse a todos porque cada uno puntuará y valorará la materia desde su propia perspectiva, levantando riesgos y dudas que tal vez no se contemplaban desde el punto de vista empresarial.

Aunque en el ejercicio práctico el alumnado no se vio dentro del proceso de creación de una encuesta, sí se discutió sobre la necesidad de obtener una ingente cantidad de datos con la que poder tener una representación efectiva y veraz de cada uno de los puntos materiales que nos preocupan. Asimismo, estas preguntas, explicó Fernández, deben estar bien planteadas, ser claras y tener siempre en mente que estarán dirigidas a un público heterogéneo que lo debe entender sin problema.

Como parte del ejercicio, la profesora hizo hincapié en la importancia de entender las entrevistas como ese paso previo para obtener información de carácter cualitativo, mientras que la encuesta en un proceso cerrado, con límite de tiempo y enfoque cuantitativo. De ese primer proceso pasamos al segundo para tener los datos reales que después podamos introducir en nuestra matriz final, señaló.

A la finalización de la sesión, en la que la profesional quiso hacer un pequeño compendio de todo el trabajo realizado por los grupos, Fernández dejó claro que el proceso de creación de una matriz como resultado de un intensivo análisis de materialidad es clave. Se trata de un paso esencial, además de obligatorio por la nueva regulación de la Unión Europea, para destinar recursos e invertir en aquellos temas materiales que se sitúan en la zona de relevancia crítica. Este trabajo debe servir para encontrar los riesgos y las oportunidades de la compañía y prestar atención a esos puntos en los que, de no haber contactado con los grupos de interés, no se hubiese valorado el impacto que están teniendo. Del mismo modo, Fernández dio un paso más allá en el nivel de detalle del análisis e introdujo al alumnado en la importancia de la materialidad dinámica como aquellos temas con potencial de materialidad a largo plazo: aquellos puntos que ahora mismo no suponen un impacto para la empresa, pero en el futuro lo podrían llegar a hacer y que se deben también sopesar en el análisis y a la hora de realizar esa estrategia final alrededor de ello.

Beatriz Nestar Bueno
Periodista y alumna de la decimotercera edición del Curso de Experto en Sostenibilidad e Innovación Social