Ignacio Gil-Casares

Presidente de Spencer Stuart España

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Ignacio Gil-Casares: “Todo Consejo de Administración debe ser un arsenal de valor añadido”

El órgano que define el gobierno de toda sociedad o compañía es el Consejo de Administración y sobre su morfología y composición, adecuación y tipología de sus miembros, las normas que rigen su funcionamiento y los principios tácitos que garantizan su buen funcionamiento, ha venido a hablarnos en la tarde de hoy Ignacio Gil-Casares, presidente de Spencer Stuart España durante los últimos veinte años. Su extensa práctica de Consejos de Administración y su avalada experiencia en la búsqueda de Presidentes y miembros del Consejo, así como en evaluaciones de Consejos de Administración, hacen de Ignacio Gil-Casares un auténtico peso pesado, capaz de atrapar a través de una agilidad discursiva cargada de rigor y nada pretenciosa a quienes tuvimos la ocasión de asistir a su sesión y comprobar el vasto conocimiento del que participa en esta materia.

El fin último que debe regir el funcionamiento de todo Consejo de Administración es velar por los intereses de los accionistas de la compañía. Y para ello, ha de guiarse por una estrategia muy clara y que todos sus miembros han de compartir: qué decisiones tomar hoy para llevar a la compañía a dónde se pretende mañana. En la ejecución de esta estrategia va a ser una pieza clave y determinante la adecuación de sus miembros, tanto es así, que Gil-Casares llega a afirmar que “si no tenemos a las personas adecuadas en las posiciones clave nuestras decisiones muy probablemente serán equivocadas”. La adecuación de los perfiles de los miembros consejeros es vital para garantizar el engranaje de un círculo virtuoso muy complejo en la práctica y muy simple a primera vista: a mayor acierto en las decisiones, mayor nivel de satisfacción, aumento de la inversión y consecuentemente, mayor generación de crecimiento, y así una y otra vez. Para su consecución, los consejos tenderán cada vez en mayor medida a abrir la mirada, introduciendo parámetros cada vez más relacionados con factores externos en un mercado global, y no exclusivamente a aquellos propios de su actividad productiva. Fruto de esta apertura al exterior, resulta también el favorecer una composición multiforme y no estrictamente financiera de sus miembros, más atinada y moldeada al mercado final al que se orienta la actividad.

Al expertise duro requerido en los criterios de selección para ocupar una silla en un consejo, acompañan una serie de habilidades blandas o intangibles que, en función de cada caso, han de tenerse tanto o más en cuenta. A mayores de su capacidad de liderazgo, los valores más celebrados en un consejero son la lealtad y el compañerismo. Además de la habilidad de olisquear, o “como dicen los ingleses, ser capaces de tener al mismo tiempo la nariz dentro y las manos fuera”.

De todos los retos a medio-largo plazo sobre los que los Consejos de Administración han de centrar sus esfuerzos, algunos son fundamentales para la garantía de su buen funcionamiento como aumentar la independencia y dedicación de sus consejeros o asumir con mayor naturalidad la necesidad de rotación. Otros retos, sin embargo, son acuciantes. El que más, consolidar la presencia de mujeres consejeras.

 

Noelia Salido
Socióloga, investigadora y alumna del Posgrado en Responsabilidad Social de la Cátedra Inditex-UDC.