“Hemos llegado tarde, por eso las soluciones deben ser cambios disruptivos”

Víctor Viñuales, director de la Fundación Ecología y Desarrollo.

De lo urgente y lo importante, de eso habló Víctor Viñuales, director de la Fundación Ecología y Desarrollo, el pasado 14 de marzo. Lo urgente: los cambios disruptivos que necesita la sociedad para hacer frente al cambio climático. Lo importante, centrarse en los porqués y paraqués. “La gente que quiere el cambio encuentra el cómo; quien no, excusas”. Una sesión llena de llamadas a la acción y a “no esperar”, en la que se propugnó un cambio de disposición, “de creer en el cambio a crearlo”.

Somos la generación que “debe y sabe hacerlo”, a la que le ha tocado asistir “como en streaming” a los efectos del cambio climático. Presenciamos en vivo y en directo sus consecuencias encadenadas y el incremento exponencial de las amenazas: “los seres humanos nos hemos convertido en una fuerza geológica planetaria, hemos cambiado los polos, la capa de ozono, la biodiversidad”. Todos contribuimos al cambio climático, aunque en una proporción muy desigual. “El cambio climático genera una injusticia intergeneracional y deslocalizada, quienes más lo padecen son los que menos han contribuido a la generación del problema”, aseguró el docente. Por eso se hace necesario aplicar una buena dosis de empatía a la hora de buscar las soluciones.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Según argumentó Viñuales, hemos construido tres brechas: “ruptura entre economía y biosfera; brecha entre nosotros y ellos, que nos ha llevado a tratar de construir muros; y rupturas internas, por las que hemos confundido el ser y el tener, la realidad y nuestros deseos”. Para salir de esta situación, será necesario reconciliar estas brechas, aprender a funcionar de forma más holística, abordando los problemas y las soluciones de forma global. Como ejemplo, Viñuales señala los ODS, donde “todos los objetivos están conectados entre sí”. En este sentido, propone aprender de la naturaleza: “reconocer humildemente que es más sabia y cambiar el esquema coger-usar-tirar hacia un sistema en el que seamos capaces de cerrar el ciclo”.

Para vencer la fuerza de la inercia, necesitamos enfoques sistémicos: cambios de políticas públicas, cambio tecnológico y cambio cultural. “Al final lo que está ocurriendo hoy es el efecto de la interacción de estos tres factores”. Para Viñuales es necesario replantear quién cambia el mundo: “de las 100 mayores economías del mundo, 70 son empresas. Por tanto la llave no está exclusivamente en los gobiernos. Las empresas forman parte del problema y de la solución. Tienen talento y palanca para el cambio”. Ahora bien, también las empresas deben reformular sus propósitos. “En las facultades de empresa se discute mucho sobre cómo hacer auditorías y metodologías, pero muy poco del porqué y el para qué”. Más allá de las empresas que buscan únicamente el máximo beneficio, señaló iniciativas como las B Corp y la economía del bien común. “Antes daba la sensación de que solo las administraciones públicas y las ONG trabajaban por el interés general. Ahora también hay empresas que trabajan en este sentido”.

El ejercicio práctico propuesto se centró en la búsqueda de soluciones para la eliminación de plásticos de un solo uso en la ciudad, cada equipo representando entidades diferentes y buscando alianzas para hacerlo posible. Tras la exposición de propuestas, Viñuales reflexionó acerca de “la importancia de la gestión de la esperanza” para hacer posible el cambio y cómo fue posible reducir el planeta a una acción concreta y local. “Para recuperar la esperanza hay que localizar el problema, lo más importante es que tengamos la sensación de que se puede hacer algo.” A partir de ahí, dejar surgir el “cómo”, “creando un ecosistema de colaboración y posibilidades en el que quienes sueñen lo mismo acaben caminando juntos”.

 

Ana Narváez
Periodista y alumna de la octava edición del Curso de Especialización en Sostenibilidad e Innovación Social