Esther Trujillo: “La RSC se ve como un gasto, pero realmente es una forma de blindar la compañía frente a futuros riesgos, es una inversión para su salud a largo plazo”

Profesional independiente y asesora de organizaciones en procesos de relación con grupos de interés y estrategias de cambio, ética y valores. Fundadora de PlanBET Estrategias.
“Gestión de proyectos de RSC: una aproximación práctica”

Aprender a gestionar proyectos de Responsabilidad Social Corporativa fue la promesa de la sesión de Esther Trujillo para la sexta sesión de la décimo tercera edición del CESIS. En un taller práctico que se desarrolló el pasado 25 de enero, el alumnado pudo entender de primera mano el método innovador de la profesional independiente. Asesora de organizaciones empresariales, sociales y académicas en procesos de relación con grupos de interés y estrategias de cambio, ética y valores, Trujillo es fundadora también de PlanBET Estrategias. Y es este método el que explicó con soltura en una clase en la que no dejó a nadie indiferente, donde los aparatos electrónicos estuvieron prohibidos desde el primer momento. “El único aparato que necesitáis es este”, dijo señalándose la cabeza, “y este”, haciendo lo propio con los oídos.

Sin ningún tipo de documentación previa facilitada, Trujillo quiso que el alumnado aprendiese de cero en su clase, animando a la participación y a exponer dudas siempre que fuese necesario. La práctica y el error son las claves para un aprendizaje y así lo demostró la profesional, encargada de montar desde el principio el departamento de RSC de Telefónica, donde permaneció 12 años y cuya experiencia, forjada a base de los errores cometidos, tal y como ella misma explicó, le permitió crear una metodología única e innovadora que no dudó en compartir con el alumnado.

Qué es la RSC

Trujillo dio comienzo a la sesión con datos estremecedores sobre la realidad en países en vías de desarrollo para tratar de dar a entender al alumnado lo que está en juego a veces con nuestro consumo y con la acción de nuestras empresas: el trabajo forzoso, la esclavitud sexual infantil… “Nada de esto se cambia con una ley porque está arraigado a la cultura, pero como empresa puedo decidir no colaborar en ello con mi negocio”, declaró tajante Trujillo. La responsabilidad social no es solo la RSC, sino también la responsabilidad de las personas en su día a día.

“La RSC se ve como un gasto, pero realmente es una forma de blindar la compañía frente a futuros riesgos, es una inversión para su salud a largo plazo”, manifestó Trujillo, que utilizó esta primera parte de la clase para hacer un breve repaso teórico por lo que entendemos como RSC. “No hay una empresa 100 % responsable”, pero desde que la profesional dio comienzo a su trayectoria en esta materia “se ha pasado de que sea voluntario a que esté regulado al 90 %”. “El miedo al cambio es el motivo que hace que muchas empresas no den el paso”, pero lo cierto es que el objetivo principal -y definición- de la RSC, en su forma más básica, es “identificar los aspectos positivos de tu negocio y potenciarlos, y encontrar los posibles riesgos y debilidades y disminuirlos”.

Para poder llevar este cambio a cabo, Trujillo hizo hincapié en la importancia del buen liderazgo y no dudó en demostrarlo preguntando al alumnado por esa persona que les ha marcado en la vida, que les ha servido de guía y por qué. De esta forma, la profesional trató de hacer entender al grupo cuáles son los valores que verdaderamente proporciona un buen líder y su relevancia como motor de cambio en la empresa. Esto, sumado a una buena reflexión estratégica previa para poner el foco, formular, diseñar y analizar la misión y visión de la empresa, previas a establecer los valores que servirán de base, es esencial.

Reflexión estratégica

Así, divididos en grupos de trabajo, Trujillo dio comienzo al taller práctico para tratar de establecer una estrategia de RSC en una empresa imaginaria. Con un reto establecido en cada uno de los equipos, el alumnado trató de seguir los diferentes pasos del plan estratégico contando una historia, creando el marco de realidad en el que se encuentra y marcando una misión y visión que se alinee con los objetivos de la empresa.

Previamente, cada uno de los asistentes hizo lo propio consigo mismos, tratando de responder a esas preguntas que toda entidad debe hacerse para poder definirse y diferenciarse en el tejido empresarial. ¿El objetivo? Construir una visión en el negocio que motive y ayude a la empresa a sobresalir en su sector, contar con una red unida y conectada que impulse a la entidad y sus objetivos hacia adelante, alineada.

Los valores de la empresa

“Una vez contamos con todo ese trabajo, se marcan los valores”, explicó Trujillo a la clase, mientras daba paso a todos los equipos a definir el sistema de convivencia de sus empresas ficticias. Y es que con todos estos pasos y aspectos bien definidos podemos establecer pautas de relación, comportamientos observables y un modelo de reconocimiento. En este aspecto, Trujillo quiso también hablar sobre la necesidad de mantener los valores en el ámbito laboral: “Si tus valores son más exigentes que los del sitio en el que estás, es que estás en el lugar equivocado”.

Dentro de esta fase, la experta hizo hincapié en la importancia de entender bien cuáles son los valores de la empresa y darlos a conocer de forma eficaz para que todo el mundo los tenga siempre presentes. Todos los empleados y proveedores de una entidad deben saber lo que se espera de ellos, lo que está permitido y lo que no y lo que se debe o no fomentar. “Sé lo que se puede y no se puede hacer”, como una forma de ofrecer seguridad psicológica a tus empleados.

La tercera de las fases será identificar los grupos de interés, los ‘stakeholders’ de la empresa. Así, en las respectivas entidades imaginarias del alumnado, se trabajó en desarrollar quiénes serían los grupos o individuos que afectarían a la empresa de una u otra forma. Con pizarras improvisadas en la clase, los equipos desarrollaron sus mapas de grupos de interés antes de determinar cuáles eran los que más oportunidad ofrecían, los que generaban más riesgo y cuáles eran los que más convienen para dialogar.

Esta es precisamente la última parte del proceso, pero no la menos importante. En este sentido, Trujillo insistió en identificar el diálogo como una discusión en la que se trata de llegar siempre a una avenencia y, en este caso concreto, como un vehículo muy útil para evaluar resultados, gestionar crisis e identificar nuevas soluciones.

Establecer límites desde los valores

Con unas bases sólidas bajo las empresas de todos los equipos del CESIS, Trujillo pasó a explicar al término de la sesión-taller el objetivo final de todos los pasos previos tomados de manera práctica en cada grupo: crear un modelo de relación. Lo que creamos alrededor del marco legal al que se ve obligada una empresa en la ejecución de sus funciones es lo que conocemos como marco de relación.

Dentro de este espacio marcamos lo que queremos y lo que no queremos como organización, y cuanto mejor definido esté, mejor lo entenderán los empleados y grupos de interés. “Si construyes identidad, cuando llegue una tormenta su impacto será menor”, expuso la profesional, que insistió en detallar el valor de estos marcos, que son flexibles, a diferencia de los legales. “Debemos establecer límites”, declaró Trujillo, “y los límites parten de los valores”.

Al final de la sesión, todo el alumnado había sabido identificar con soltura un objetivo en la sociedad para crear una empresa con una misión y valores únicos. Más allá, entendieron a la perfección la importancia de tener una identidad: “Si yo invierto en todo este proceso, la imagen viene sola”, sentenció la profesional.

 

Beatriz Nestar Bueno
Periodista y alumna de la decimotercera edición del Curso de Experto en Sostenibilidad e Innovación Social