Elías Rodríguez- Toral

Responsable del departamento de Gestión de Investigación. CIMA, Universidad de Navarra

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Elías Rodríguez: “Hoy hay que saber de ciencia, economía y tecnología si se quiere investigar”

Para hablarnos sobre Transferencia Tecnológica en el marco de la investigación aplicada hemos contado con Elías Rodríguez Toral, responsable del Departamento de Gestión de Investigación del Centro de Investigación Médica Aplicada – CIMA, adscrito a la Universidad de Navarra. Su corta andadura –se inaugura en 2004- no ha sido obstáculo para que este centro orientado al desarrollo de productos para diagnóstico y tratamiento de dolencias en las áreas de terapia génica y hepatología, ciencias cardiovasculares, neurociencias y oncología, haya conseguido posicionarse con sus 47 patentes obtenidas, en puestos de vanguardia en el marco de la investigación biomédica en Europa. Su trayectoria, por brillante, bien ejemplifica de paso los requerimientos que la puesta en práctica de la transferencia tecnológica exige, y ha servido al ponente como paradigma para probar de manera empírica qué pasa cuando eficientemente se vinculan Ciencia, Tecnología y Empresa.

Hablar de transferencia en el ámbito de la investigación es hablar de suma de sinergias y del fértil escenario que resulta de la colaboración entre agentes financieros, científicos, tecnológicos y productivos. Ya no se trata únicamente de producir aportaciones científicas que contribuyan a la mejora del currículum del investigador o investigadora principal. El escenario es otro: aquel que resulta de transferir el Conocimiento al mercado a través de empresas que lo exploten industrialmente, y así garantizar que la inversión revierta en impacto productivo en términos económicos, sociales y tecnológicos. La labor del centro tecnológico torna, en medio de este entramado, indispensable al aproximar el conocimiento a la empresa a través de la Investigación y el Desarrollo “real”, puntualiza Elías Rodríguez, para concluir que todavía hoy en nuestro país se habla con demasiada ligereza del conjunto de actividades que alberga la manida expresión I+D.

“Nos guste o no, lo que va a llamar al mercado es el beneficio”, sentencia. Y un repaso por el modelo de financiación inicial del CIMA, fundamentalmente privada y de carácter empresarial, nos ofrece la justa medida del peso que la ingeniería fiscal con sus desgravaciones e incentivos tiene en la toma de unas decisiones que, muy a menudo, se presentan promovidas por el compromiso con la Responsabilidad Social y alejadas de cualquier intención de retorno económico.

La explotación comercial de la propiedad intelectual que subyace a la obtención y mantenimiento de las patentes, sirve de nuevo para concretar y presentarnos qué acuerdos (confidencialidad, colaboración, codesarrollo, intercambio de conocimientos) articulan la colaboración entre qué agentes (empresas, organizaciones, centros de investigación y centros tecnológicos, entre otros). Cada parte persigue maximizar los beneficios de sus inversiones sin comprometer ninguno de sus recursos, a través del blindaje –también por escrito- de cualesquiera que sean sus aportaciones. Sobre las vicisitudes que entraña este velado reparto del pastel, discutimos hasta tres casos divididos por grupos para dar por finalizada la intervención que Elías Rodríguez ha tenido en la segunda edición de este curso.

 

Noelia Salido
Socióloga, investigadora y alumna del Posgrado en Responsabilidad Social de la Cátedra Inditex-UDC.