Diego Moñux Chércoles: “No toda la innovación está basada en la tecnología”

Diego Moñux Chércoles. Fundador y socio-director de la empresa Science & Innovation Link Office.

Con el título de “Ciencia, tecnología e innovación social: perspectivas y casos prácticos”, Diego Moñux Chércoles, fundador y socio-director de la empresa Science & Innovation Link Office, abordó la dimensión social de la innovación desde el punto de vista de la transferencia de conocimiento del entorno científico al social.

El concepto innovación está de moda y se emplea constantemente, ya que es una etiqueta que vende, aunque muchas veces se corre el riesgo al utilizarlo de hacerlo en vano o como un elemento de marketing, sin dotarlo realmente de significado. El docente lanzó varias preguntas al alumnado para clarificar algunos aspectos sobre este tema: ¿cómo se define la innovación social?, ¿qué tiene más importancia: el agente, los fines o el impacto? A través de estas cuestiones, se generó un interesante debate en el aula donde se conectó la innovación social con conceptos como la búsqueda de nuevas o mejores soluciones con impacto social, la viabilidad o la accesibilidad.

Aunque la innovación es un término nacido en un contexto industrial -asociado a lo tecnológico-, hoy en día es un concepto más amplio que explica el proceso que lleva las ideas al mercado, e incluso la capacidad de explotar con éxito la novedad en cualquier ámbito económico y social. La OCDE empieza a ocuparse de este concepto en los años noventa, editando materiales que permiten que los países se midan y se comparen entre sí. En el año 2015, la definición propuesta por la Fundación COTEC es un buen ejemplo de toda la amplitud que va a ir adquiriendo el término innovación: “La innovación es todo cambio basado en el conocimiento que genera valor; todo cambio, no solo tecnológico; todo conocimiento, no solo científico; y todo valor, no solo empresarial”.

En España han surgido también nuevos modelos muy relacionados con el emprendimiento corporativo, el fomento del intraemprendimiento o los premios y fondos de apoyo a emprendedores del sector. Además, las ciudades están adquiriendo un gran protagonismo en el fomento de la innovación, tanto en su gestión interna como en su rol de agentes del sistema de I+D+i. A raíz de muchas de estas innovaciones tecnológicas, se han producido impactos sociales que en algunos casos resultan inesperados e incluso negativos, como ocurre por ejemplo en el ámbito laboral, donde se han destruido muchos empleos; no obstante, como contrapunto, se requieren nuevos perfiles con competencias diferentes para los nuevos entornos laborales. Otro interesante debate surgió con motivo de esta reflexión, ya que ante la automatización de muchos procesos y servicios es necesario no perder la humanización ni los vínculos sociales. Uno de los problemas en este sentido es que el ser humano y los cambios políticos y legislativos avanzan de un modo mucho más lento que los tecnológicos, por eso es importante encontrar puntos de convergencia entre estas dos posturas.

Durante la segunda parte de la sesión, se realizó un ejercicio práctico en el que el alumnado, a través del trabajo en grupo, propuso por una parte planes de responsabilidad social con componentes innovadores respecto a determinadas organizaciones y, por otra, se presentaron ideas desde el punto de vista de la consultoría que tuviesen impacto social sobre la comunidad y el entorno social.

 

Sandra López Salmonte.
Comunicadora audiovisual y alumna de la sexta edición del Curso de Especialización en Responsabilidad e Innovación Social.