David Fernández Manzanos: “Lo socialmente responsable es, a día de hoy, el mainstream para los inversores”
Senior Manager Sustainability Services en KPMG Australia
¿Por qué el reporting corporativo es importante? Presente y futuro
¿Por qué hay que explicar un proyecto? David Fernández Manzanos ofreció al alumnado del CESIS no solo las respuestas a esta pregunta, sino también un análisis de las mejores herramientas para llevar a cabo el reporting en una organización. Licenciado en Derecho y en la actualidad en Australia en el área de Sostenibilidad de la consultora KPMG, Fernández Manzanos posee más de quince años de experiencia en Responsabilidad Social Corporativa (RSC), Sostenibilidad y Gobierno Corporativo. Especialista en asesorar en la relación con inversores en materia ESG (Environmental, social and governance) y en la medición de impactos socioeconómicos, lo ha hecho además en sectores tan diversos como finanzas, energía, infraestructuras o retail. La sesión del jueves 30 de abril fue un auténtico tratado de reporting, que profundizó en lo impartido en esta materia en anteriores sesiones. “Estamos entre la segunda y tercera generación de reporting, caminamos hacia el informe de impacto”, señala.
El reporte corporativo tiene su historia; el más antiguo conocido data de 1827, procede de una empresa de ferrocarriles estadounidense y fue hallado en 1995. “No dista tanto de los informes anuales corporativos de las empresas de hoy. Los momentos de boom del reporte han coincidido con las crisis; la de 1929 dio lugar a normativas como la estadounidense Securities Exchange Act de 1934 para atajar la falta de veracidad en las cuentas de muchas empresas. Además, las crisis derivan en necesidad de explicar los proyectos empresariales a los grupos de interés. En estos reportes se establece un lenguaje común que hemos tenido hasta hace bien poco, explica David Fernández Manzanos.
Es en el siglo actual cuando aparece otro tipo de información empresarial ya que la información financiera ha dejado de ser la fuente más relevante para los inversores. De acuerdo al experto de KPMG, las exigencias cortoplacistas de performance económica, como por ejemplo los obligatorios informes trimestrales de cuentas, restaron confianza en este tipo de información. En la sesión, David Fernández explicó la diferencia entre el valor en libros contables y el valor real. “El valor contable de las compañías tiene que ver con los tangibles, pero el valor real tiene que ver con los intangibles. Es ese tipo de información la que empieza a interesar a la comunidad de inversores, de ahí que los contenidos no financieros tengan tanta relevancia a día de hoy”, señala. David Fernández Manzanos expuso la diferencia entre reporte, cada uno de los informes empresariales, y reporting, el conjunto de canales y materiales que la empresa utiliza para comunicarse con sus stakeholders. También hubo tiempo de referirse a la importancia de la tecnología: una gran mayoría de organizaciones sigue anclada en la hoja excel mientras que las grandes compañías han personalizado tecnología de acuerdo a su manera de reportar.
En abril de 2020, en plena crisis mundial del coronavirus, el índice MSCI World ha analizado el comportamiento económico de las inversiones en compañías socialmente responsables en este momento, con el resultado de que es mucho más alto que en otras organizaciones. Los beneficios de las compañías que generan valor adicional a sus grupos de interés son enumerados por el especialista de KPMG. “La longevidad, algo muy importante cuando las empresas cada vez tienen ciclos más cortos; el aumento de confianza, la licencia social para operar en diferentes mercados, fundamental cuando se quiere trabajar en otros países sin generar rechazo; mejor acceso a financiación y, muy interesante también, la diferenciación sobre otras empresas”, explica.
Los inversores, denominador común
David Fernández Manzanos explicó que las organizaciones pueden aproximarse a la RSC con una estrategia de riesgos y/o oportunidades. “Los riesgos implican freno, las oportunidades funcionan como acelerador”, apunta. Y los inversores, que son el grupo de interés denominador común de todas las empresas, se aproximan a éstas en base a criterios de inversión socialmente responsable. “Es el mainstream en la actualidad”, señala. Si la carta de 2019 de Larry Fink, CEO de BlackRock (el mayor fondo de inversión del mundo), dirigida a inversores y CEOs de todo el mundo refuerza el “propósito” como motivo fundamental para invertir en empresas, se empiezan a entender cuáles son las tendencias. No invertir en sectores como armas o juego o en empresas que no tengan en cuenta marcos globales sociales y ambientales y, más allá del criterio excluyente, buscar aquellas compañías con mejores prácticas en gestión y reporting ambiental, socioeconómico y de gobierno.
“Aquí entran en juego los índices como el Dow Jones Sustainability, en el cual los analistas tienen en cuenta la materialidad por sectores, escrutan a las compañías a través de cuestionarios y de sus informes y comunicaciones públicas. Esto decide quiénes son los mejores de la clase, y grandes compañías de todo el mundo son excluidas en determinados años por circunstancias concretas en las que el desempeño no ha sido el adecuado”, comenta Fernández Manzanos. Los proyectos verdes también se presentan con interés para conseguir inversión, especialmente en cuanto financiación pública. “Aquí será muy importante la taxonomía que establezca la Unión Europea, que es pionera en este sentido”, matiza.
Reportar: tendencias globales
David Fernández Manzanos fue exhaustivo en la aproximación a los diferentes estándares de información no financiera, apuntando fortalezas y debilidades de cada uno de los más utilizados. “GRI (Global Reporting Initiative) es el más arraigado. Su principio es el de materialidad, es decir, no me cuentes todo lo que hacéis, cuéntame lo que es relevante. Los informes suelen ser muy extensos y la evolución de las guías del GRI tienden a que se cuente lo importante. ¿Beneficios del GRI? Su batería de indicadores ha ayudado mucho a las compañías para integrar estos criterios en su actividad diaria”. Para Fernández Manzanos el Informe Integrado (promovido por IIRC, International Integrated Reporting Council) es el marco que mejor se adecúa y que está teniendo gran expansión. “Explica cómo el modelo de negocio va a generar valor para tus grupos de interés a corto, medio y largo plazo. Explica el contexto, por lo tanto, lo hace más comprensible, legible y con un enfoque estratégico. Mira hacia el futuro, mientras que el GRI te ayuda a contar tu desempeño del año anterior”, expone Fernández Manzanos.
En la sesión, además de invitar al alumnado a localizar información en varios reportes propuestos, el consultor de sostenibilidad de KPMG se refirió a otros estándares como los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) -”todo el mundo los entiende y cada vez se utilizan más”- o el marco TFCD (Task Force on Climate-related Financial Disclosures), que ayuda a dibujar el mapa de riesgos por cambio climático. “¿Cuál sería para mí el informe perfecto? Aquel que aplica el marco del Informe Integrado y los indicadores que me proporciona GRI. ¿Hacia dónde va el reporting? A comunicar impactos. Estamos entre la segunda y tercera generación del reporting, utilizando mucho GRI y mucha estadística, pero el paso siguiente es el informe de impacto. En eso se basa la metodología True Value de KPMG, medir, gestionar y comunicar los impactos”, concluye.
Arancha Estévez Lavandeira
Periodista y alumna de la novena edición del Curso de Especialización en Sostenibilidad e Innovación Social