Clara Bazán: “La ética debe estar muy presente en la innovación”

Clara Bazán. Directora de Responsabilidad Social y Reputación de Mapfre.

¿Cómo podemos enfocar la materialidad y convertirla en una herramienta de gestión interna? A través de la evolución del modelo seguido por Mapfre, explicado por Clara Bazán, directora de Responsabilidad Social y Reputación de la compañía, se ha concretado el porqué de la materialidad y cómo ésta crea valor para las organizaciones y sus grupos de interés.

El sector asegurador, al igual que el bancario, está hiperregulado y se le exige mucha solvencia para poder cubrir, en caso de que fuese necesario, todos los acuerdos y compromisos que adquiere. Además, está en permanente cambio, haciendo frente a retos e impactos que le afectan de manera muy directa: “la revolución tecnológica es lo que más está cambiando el área de los seguros”, afirma Bazán.

Un informe que tiene muy presente el sector es The Global Risk Report 2017, que destaca que los problemas ambientales y geopolíticos representan las mayores amenazas para la humanidad, aunque advierte también de otros peligros, como son las migraciones masivas, los ataques terroristas a gran escala y el robo de datos digitales. En total los analistas han identificado 30 riesgos globales, así como 13 tendencias que pueden fortalecer o cambiar la relación entre los mismos. Un dato relevante al analizar con detenimiento los tipos de riesgos detectados desde 2007 es que aquellos relacionados con el clima se han empezado a tomar en consideración a partir del año 2011.

En este contexto tan impredecible la docente destaca que “la confianza es básica: el cliente paga y se fía de que la compañía vaya a responder si ocurre alguna eventualidad que tenga contratada”. Para el sector asegurador es fundamental adaptarse a las grandes macro tendencias, entre las que destacan el Big data, el biohacking, el uso de tecnología en el negocio del automóvil o el Internet de las cosas.

En Mapfre se ha seguido el modelo del GRI (Global Reporting Initiative), que define la materialidad como el umbral que determina los aspectos que son suficientemente importantes como para ser reportados en la memoria. En este modelo se tienen en cuenta cuatro fases: en primer lugar, la identificación, referida a los aspectos relevantes y sus límites; en segundo lugar, la priorización, en la que se evalúa la influencia de cada aspecto en las valoraciones y decisiones de los grupos de interés y la importancia de los impactos económicos, ambientales y sociales de la organización; en tercer lugar, la validación, en la que se aplican los principios de exhaustividad y participación de los grupos de interés; y, en cuarto y último lugar, la revisión de cara al siguiente ciclo del informe.

La experta compartió con el alumnado la evolución de este proceso en Mapfre en los últimos años, que ha pasado de dar respuesta al reporting a centrarse en la gestión de los temas materiales, teniendo en cuenta la propia percepción de los grupos de interés. Desde la organización han ido haciendo partícipes de este proceso a todas las áreas corporativas para poder ser capaces de dar respuestas integrales a todos los asuntos relevantes. “La información obtenida de este proceso permite gestionar adecuadamente los riesgos y oportunidades”, concluye la docente.

Sandra López Salmonte.
Comunicadora audiovisual y alumna de la sexta edición del Curso de Especialización en Responsabilidad e Innovación Social.