Bernardo García: «El proceso de medición de impacto tiene impacto en sí mismo»
Fundador de la Asociación Española para la medición del impacto social (ESIMPACT), formador en medición de impacto, y consultor senior internacional.
“Medir el impacto para ser mejor empresa”.
El pasado 27 de abril tuvo lugar el último taller de la duodécima edición del CESIS, impartido por Bernardo García Izquierdo, doctor en Ciencias Económicas y Empresariales y Máster en Gestión Avanzada por la Universidad de Deusto, donde trabajó durante 14 años como profesor, investigador y director del Máster Europeo en Ayuda Internacional Humanitaria. Actualmente trabaja como consultor senior en Stone Soup Consulting, siendo, además, evaluador de impacto social y gestión de la calidad, y miembro fundador y exvicepresidente de la Asociación española para la medición del impacto social (ESIMPACT).
Su trabajo con las empresas gira en torno a temas estratégicos, desarrollo organizacional, captación de fondos, sistematización de experiencias, y diseño de sus sistemas de medición de impacto social. Es también coautor del primer estudio sobre el estado de la cuestión de la medición y gestión del impacto social en España.
¿Qué es el impacto social?
“El objetivo de esta sesión es que conozcáis el proceso para definir un sistema de medición de impacto, identificar sus componentes, y reflexionar sobre las claves para que resulte efectivo a la hora de mejorar el impacto social y/o ambiental de una organización”, iniciaba García. Este objetivo se alcanzó mediante el caso práctico de La Fageda, que “enlaza un negocio perfectamente rentable, con un compromiso social, sin permitir que el primero sobrepase o desestime este propósito social”.
Para poder entrar en materia de medición de impacto, primero fue necesario contextualizar y definir el impacto social, la medición de este, y las metodologías y herramientas para la consulta. Apoyándose en las palabras de Einstein, García hizo hincapié en que “a la hora de medir el impacto social, en algunas ocasiones no podemos estimar este impacto de manera rigurosa, ya que muchas veces se manifiesta en algo intangible, como un cambio de percepción”. El ponente también destacó que, “lo que no se mide, no se puede mejorar” y que, a la hora de medir el impacto, “menos es más”, siendo clave la selección de los indicadores, favoreciendo tener pocos indicadores, pero de buena calidad, útiles, y contrastados.
Como define el Oxford Impact Measurement Project, el impacto social se caracteriza por la ocurrencia de cambios “materiales” positivos o negativos en las condiciones a largo plazo de las personas, el planeta o el ecosistema, de manera intencionada o no, y que van más allá de lo que se esperaba que ocurriera, es decir, más allá de los resultados previstos. En este sentido, el ponente indicó la importancia de “tener en cuenta el impacto negativo (efectos de desplazamiento, expectativas infundadas, etc.) que potencialmente se podría generar, para poder tomar conciencia de que lo podemos hacer mejor”.
A la hora de medir el impacto, podríamos definir el proceso de medición como la obtención de información acerca de los cambios generados en el largo plazo, de manera comparativa y robusta. “No es un mero ejercicio técnico, es una oportunidad para tomar decisiones fundamentadas y maximizar y mejorar el impacto sobre las personas, involucrándolas en el sistema de medición. Si no involucras a los grupos de interés en algo tan relevante, les estás quitando su voz y su poder”, señalaba García. Dos conceptos que el ponente indicaba como claves en la medición son la progresividad o, en otras palabras, evitar el establecimiento de un sistema demasiado complejo o que abarque demasiado, así como la proporcionalidad, es decir, que el contexto, las limitaciones y las opciones existentes afectan a cómo se puede y se debe medir el impacto.
Tras conocer la estructura y las distintas etapas que conforman un proceso de medición de impacto, el alumnado conversó junto al ponente para idear por qué y para qué es relevante dicho proceso.
La Teoría del Cambio y la Cadena de Valor del impacto social
“La Teoría del Cambio (TdC) y la Cadena de Valor del impacto social son la columna vertebral metodológica de la medición de impacto”, aseguraba García, añadiendo que “la TdC es una hoja de ruta que nos ayuda a planificar cómo llegar al punto que queremos desde el momento actual, comenzando con la misión de la organización, y que busca coherencia, por lo que está bajo constante control”.
Tras la pormenorización de sus distintas fases, el alumnado, dividido por grupos, creó el árbol de problemas del caso de La Fageda, reflexionando sobre las causas y consecuencias del problema que atañe a la organización: la exclusión social y laboral. Tomando como base este “árbol”, se procedió a establecer un sistema de soluciones, teniendo en cuenta la población, alcance y profundidad de los impactos o efectos potenciales, así como los indicadores necesarios para su medición. En esta parte del taller también se abordó la Cadena de Valor del impacto social, que refleja la adición de valor y transformación de los insumos en efectos o impactos “si van más allá y causan un cambio en el comportamiento de la gente”, como diferenciaba el ponente.
Para finalizar la sesión, el alumnado reflexionó junto a García sobre lo aprendido a lo largo del taller, el conocimiento adquirido y aquellas partes que, a título personal, cada una se llevaba.
Alejandro Fernández Marzoa
Alumno de la duodécima edición del Curso de Especialización en Sostenibilidad e Innovación Social.