Begoña Morales: «Se pueden hacer muchos proyectos de sostenibilidad, pero con sentido no tantos»
Consultora independiente en responsabilidad corporativa y transparencia.
“De la gestión de los Derechos Humanos al Net positive Impact”.
El pasado 9 de febrero, la sesión del CESIS fue impartida por Begoña Morales, consultora independiente en responsabilidad corporativa y transparencia y ex-directora de la unidad de Soluciones para Sostenibilidad de Indra. Al comienzo de su carrera solo trabajaba en temas de medioambiente, pero en la actualidad tiene mucha relación con entidades de la sociedad civil. Además, es profesora asociada en el IE Business School. En esta sesión se trató la base de la dimensión social, que está, dijo, “en un momento complicado”. Los objetivos principales de la ponente eran que el alumnado comprendiese el Pensamiento Crítico y el Toolkit Empresa y Derechos Humanos.
Morales comenzaba su ponencia resaltando la importancia que la dimensión social ha adquirido estos últimos años en el panorama empresarial. “Hace años, a los que nos dedicábamos a esto nos consideraban frikis, sin embargo ahora la dimensión social es algo crítico para los directores de inversiones, pues la relación con los inversores ha cambiado totalmente”, señaló Morales a la vez que añadía que “la sostenibilidad es una realidad en las empresas, porque esto les viene bien para el negocio” y completaba diciendo que “ahora se pueden hacer un montón de proyectos de sostenibilidad, pero con sentido no tantos.”
Morales resaltó durante la sesión el papel de la Unión Europea en este ámbito, que ha desarrollado la nueva agenda del consumidor. Esta responsabiliza a las empresas mediante un consumidor consciente. “Estamos concienciados porque nos han concienciado”, explica Morales. Cuando se piensa en quién tiene la responsabilidad también hay que tener en cuenta a quién hace responsable la sociedad. “Es muy importante ya no quién es el responsable legal, sino a quién hace la sociedad responsable”. La sociedad civil en el tema de Derechos Humanos es clave porque es realmente la que tiene interés de que la empresa asuma responsabilidades.
Los Principios Rectores
Publicados en 2011 por la ONU, los Principios Rectores han sido la base de toda la regulación que se ha hecho y sigue haciéndose en relación a los Derechos Humanos. Estos principios tienen tres pilares: El primero es que los gobiernos tienen el deber de proteger, el segundo indica que las empresas tienen que respetar los Derechos Humanos y el tercero dice que ambos, cuando hay vulneraciones, tienen el deber de poner remedio a las víctimas. Estos Principios establecen que el respeto a los Derechos Humanos se refiere a las actividades y operaciones comerciales de las empresas y no es filantropía. Trabajar en Derechos Humanos implica a toda la cadena de valor y es necesario el diálogo y engagement con las partes interesadas. Esto resalta la importancia que tiene buscar socios o intermediarios que ayuden a tener ese diálogo, e incluso ir más allá del resto, mediante aproximaciones desde el corazón del negocio.
“El que tus operaciones no contribuyan a que no haya violaciones de los Derechos Humanos es lo mínimo”, comentaba Morales, y añadía que es necesario que las empresas tengan un compromiso político público, determinación de impacto, sepan priorizar aquellos temas en los que su contribución puede generar un impacto muy grande, saber gestionar de la manera adecuada poniendo medidas y recursos y la transparencia mediante la medición del impacto, la rendición de cuentas y las lecciones aprendidas.
Los avances en la integración de los Derechos Humanos en las empresas
La economía ha cambiado. El beneficio para el accionista era lo único que importaba durante mucho tiempo, pero en la actualidad el panorama es diferente. Ahora las empresas empiezan aplicando el principio de proporcionalidad. La ley afecta a todos y se van a identificar muchos riesgos que se deben priorizar. Por ello las empresas categorizan los riesgos de leve a severo y comienzan a actuar sobre estos últimos. Así nace la regulación sobre debida diligencia en materia ambiental y Derechos Humanos, cuyo objetivo es establecer una base precompetitiva para que todos tengan que cumplir con la misma normativa. “El consumidor tiene un papel clave para que todo esto se lleve a cabo”, indica Morales.
Por lo tanto, nos encontramos con una sociedad que ya valora el compromiso con temas concretos de Derechos Humanos específicos, con grupos de riesgo identificados como relevantes y con beneficios que vienen de gestionar los Derechos Humanos. “Si los inversores premian estos comportamientos, las empresas empiezan a preocuparse por estas cosas. Y si encima los consumidores también los premian, es más fácil que las empresas hagan cambios”, resaltaba Morales. La ponente cerró la sesión mandado un mensaje claro: “Adelántate, busca las oportunidades, no esperes que te lo regulen todo. Ahora todo va a gran velocidad. Vete al verde”.
Lucía Larios Etchevers
Periodista y alumna de la undécima edición del Curso de Especialización en Sostenibilidad e Innovación Social.