Antonio Abril Abadín: «El buen gobierno no es atribuible solo a las empresas, sino a todas las entidades, públicas o privadas»

Presidente del Consejo Social de la UDC y de la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas.
“El buen gobierno en las organizaciones”

El pasado 2 de febrero el alumnado del CESIS tuvo la suerte de asistir a la sesión de Antonio Abril Abadín sobre el buen gobierno en las organizaciones, quien señala que esta es “muy importante, pero intangible”. Abogado del Estado en excedencia, Abril inicia su carrera en la empresa privada en la que destacan tres décadas en el Grupo Inditex. Hasta el año 2021 es secretario general y del Consejo de Administración, director de Cumplimiento Normativo y presidente del Comité de Ética del Grupo. Además, está presente en toda una serie de organizaciones de la sociedad civil donde ha fortalecido la educación, ya que está convencido de que “transforma el mundo para mejor”. Actualmente es presidente del Consejo Social de la UDC y de la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas y el impulsor de esta Cátedra, que vio la luz por primera vez en el año 2010.

Para poder hablar del buen gobierno, Abril comienza su presentación explicando los principios de la Responsabilidad Social Corporativa allá por el 2001. En esta época, la RSC se consideraba un concepto muy moderno y se pensaba que era algo que concernía exclusivamente a la empresa privada. Sin embargo, “hoy en día la RSC está en todos lados”, resalta Abril, a la vez que añade que “el buen gobierno no es atribuible solo a las sociedades, sino a todas las entidades, públicas o privadas”. El ponente explica cómo el buen gobierno corporativo “parte de la base de que no es una ciencia exacta, sino que es un tema de apreciación”.

Cambios en el buen gobierno

Abril hace gran hincapié en los constantes cambios “a velocidad de vértigo” que hay en el entorno en el que operan las organizaciones. Ha habido un cambio en el sistema de valores en los países desarrollados, un aumento de la regulación nacional e internacional y una mayor presión de los consumidores y del mercado financiero. Con ello se ha visto un aumento de la presión de la sociedad, las ONG y las entidades del tercer sector.

“Cada vez tenemos más normas jurídicas para las empresas que antes eran sugerencias”, indica Abril, y añade que “antes había una cultura de sanción, pero esto no es suficiente para arreglar el mundo. Lo que tiene que haber son normativas internas en las empresas que controlen el cumplimiento de las buenas prácticas y del buen gobierno”. Abril resalta así cómo ha evolucionado el sistema de prevención, donde se ve que la responsabilidad penal tiene un efecto mediático mucho mayor que el económico derivado de las sanciones.

En lo referente al código ético, “una empresa multinacional no puede depender de la ética de cada persona”, cuenta Abril, “la empresa tiene que construir su propia ética, no lo puede dejar a la buena voluntad de las personas”. Hasta el punto de que ya hay una normativa europea que está planteando que todas las empresas y entidades a partir de cierto tamaño tienen que tener un código ético y un canal de denuncias.

El buen gobierno en la Universidad

La segunda parte de la sesión estuvo centrada en el buen gobierno dentro de la Universidad. Aquí Abril explica que “la Universidad también está obligada al buen gobierno corporativo”, dado que busca dos objetivos: la autonomía y la democracia como motores del cambio. Abril identifica el limitado papel de los consejos sociales universitarios e indica que resulta “una paradoja” que exista “una autonomía institucional en ausencia de autonomía operativa real”. La Universidad española es la más regularizada del mundo, mientras que en el modelo europeo tiene un único órgano de gobierno con participación relevante de la sociedad. Totalmente contrario al caso de España, en palabras de Abril: “en este país es un problema la despreocupación por la educación y la excesiva distancia entre Universidad y sociedad”.

En definitiva, Abril quiso indicar en esta sesión que el buen gobierno aporta valor. La clave está en la ejecución, en utilizar prácticas adecuadas y en hacerlo eficazmente. Se trata de “gobernar bien, no de aplicar normas”, explicó Abril, dejando claro que “la aplicación de buenas prácticas exige un gran esfuerzo de forma sostenida en el tiempo”.

 

Lucía Larios Etchevers
Periodista y alumna de la undécima edición del Curso de Especialización en Sostenibilidad e Innovación Social