Víctor Viñuales: «El pensamiento de ‘habría que hacer’ no es lo que cambia el mundo, es el de ‘hacer’”

Sociólogo, cofundador y director de Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES).
"Necesitamos una economía baja en carbono ya. ¿Qué hacer? Resolvamos desde A Coruña los dos problemas más urgentes del momento: ¿Cómo incrementar la ambición climática a corto plazo (COP27)? y ¿Cómo incrementar la esperanza climática?”

Víctor Viñuales arranca el módulo de medio ambiente del CESIS el día que la Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES), la cual fundó y dirige desde hace exactamente tres décadas, está de cumpleaños. Es sociólogo, vicepresidente de la Red Española del Pacto Mundial, miembro del Consejo Social de Inditex y del Panel de Expertos en Sostenibilidad de Sol Meliá. También es profesor en el Programa Superior de Dirección en Responsabilidad Corporativa de la IE Business School, forma parte de numerosos y variados consejos asesores y es autor de Caja de herramientas para los constructores del cambio (2008).

La sesión de Viñuales, perfectamente estructurada, partió de un punto de vista de diagnóstico sobre los problemas ambientales que atañen a nuestros tiempos. Se trataba de entender “cómo estamos, cómo hemos llegado hasta aquí, cómo salimos, cómo se cambia el mundo y quién tiene que hacerlo”. El objetivo era reflexionar sobre cómo incrementar la ambición climática, sobre todo en los actores no estatales, y cómo resolver un gran tema, la esperanza y la voluntad. A través de la metáfora de “quien sabe que, aunque corra, no va a llegar a coger el tren y por ello decide no agilizar su paso”, explica la situación actual: “Esto pasa en la dinámica social: si decae la esperanza, decae la voluntad”.

En la Cumbre de Davos realizan, anualmente, un análisis de problemas y riesgos globales. Lo hacen desde el punto de vista del impacto (qué daños producen) y de la probabilidad (qué posibilidades hay de que sucedan) y cada vez toman más relevancia los indicadores relacionados con el medio ambiente. Sin embargo, debemos entender que lo físico, lo que pasa en la biosfera, está conectado con lo social, lo económico y lo político, y que es muy difícil resolver un problema si no resolvemos bien los demás. En este punto nos encontramos, viendo que todos los riesgos están entrelazados, “constatando con estupor y temor que cuando nos sobreponemos a un cisne negro aparece otro”, en palabras de Viñuales.

Antonio Guterres, secretario general de la ONU, dice que la humanidad está librando una guerra suicida contra la naturaleza y, según el director de Ecodes, hay tres brechas que explican cómo hemos llegado hasta aquí: la que desvincula a la economía de la biosfera, la que nos separa entre nosotros y los otros y una interna, más relacionada con el malestar producido con el yo. Es normal que frente a la magnitud de lo que hay que hacer uno se sienta pequeño porque parece inabarcable, pero “hay que concentrase en hacer, no solo sumirnos en una preocupación y dejar de ocuparnos, ya que de aquí no saldremos porque estamos muy preocupados, saldremos si nos ocupamos de hacer algo que cambie las cosas”. El profesor nos anima: “el pensamiento de ‘habría que hacer’ no es lo que cambia el mundo, es el de ‘hacer’”.

Llegados a este punto, hay que cerrar las grietas que se han ido abriendo, esa guerra de la que habla Guterres debe acabar porque, si seguimos abusando de la biosfera, esto no tiene solución. Hay que hacerlo de forma integral, ya que todos los problemas están relacionados; de forma radical, buscando la manera de provocar cambios masivos y rápidos porque tenemos poco tiempo; de forma global, actuando desde lo local, pero comprendiendo que o se soluciona a nivel global, o no se soluciona. Por último, recomienda “hacer una cura de humildad y reconocer que la naturaleza, por más vieja, es más sabia”.

Viñuales incide que para cambiar el mundo hay que crear un sentido de urgencia como el vivido durante la pandemia, en el que a todos los niveles se comprendió que había que actuar rápido y así se hizo. Si metemos en una olla con agua hirviendo una rana, rápidamente saltará; si por el contrario la metemos en agua fría y poco a poco subimos la temperatura, no se irá. Y quizás eso sea lo que nos está pasando a nosotros, “la gradualidad es la que muchas veces paraliza nuestro grado de reacción”. También es necesario comprender, añade, que lo que ocurre es “el resultado de la interdependencia recíproca de una serie de factores que forman la sociedad” y que, por tanto, si queremos cambiar esa realidad tendremos que actuar sobre los factores que intervienen en ella (por ejemplo, la política pública, la tecnología, la cultura o los valores).

En conclusión, Viñuales dice que “quien hace que ocurran cosas es quien cambia el mundo”. Todos tenemos una parte de responsabilidad y entendiéndolo así, como una responsabilidad compartida, es como se puede frenar esta situación. No hay mucho tiempo y por ello hay que crear una nueva cultura de colaboración y cooperación que, en general, no tenemos. Un cambio de tal magnitud sólo se puede producir si participa todo el mundo, sean ONG, administraciones públicas, empresas, o cualquiera de nosotros. La situación exige determinación. “no son momentos para flojos, necesitamos coraje, no sólo esperanza”.

 

Laura Calvo González
Educadora social y alumna de la undécima edición del Curso de Especialización en Sostenibilidad e Innovación Social