“No sirve ser número uno en el MIR, lo que importa es la empatía con los pacientes”

Ángel Carracedo, director de la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica del SERGAS.

La sesión impartida por Ángel Carracedo, director de la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica del SERGAS, estuvo enmarcada en la visita a sus instalaciones, ubicadas en el complejo del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela. La explicación se centró en los retos de la investigación en esta área, en su fondo (detallando las diferentes áreas de servicios) y forma (relativa a los sistemas de gestión que faciliten las alianzas y la financiación). Pero, sobre todo, el profesor transmitió su vocación, a la que dedica su carrera, por poner los avances en esta disciplina al servicio de la sociedad y “que la medicina genómica sea patrimonio de todos”.

En el recorrido por las instalaciones, Carracedo explicó que un equipo de 140 personas hace posible el desarrollo de las investigaciones y el servicio público que se presta cotidianamente desde el centro. El profesor insistió en poner en valor al conjunto de personas que lo hacen posible y el carácter interdisciplinario del Instituto, donde trabajan codo con codo matemáticos, físicos, informáticos y médicos. “El epicentro de toda la medicina debe ser el enfermo, la especialidad no es lo importante”.

Unos profesionales que desarrollan varias áreas de trabajo que ubican al Instituto como punta de lanza de la medicina a nivel internacional y como socio estratégico en numerosos proyectos europeos: desde la genética forense, a la genética del cáncer, pasando por la neurogenética. En el centro también han avanzado en diagnóstico prenatal, “cada vez con técnicas menos invasivas” y estudian la genética de enfermedades hereditarias. Por otro lado, en la sede coexisten instalaciones del Centro Nacional de Genotipado y el CIMUS, creada como fundación privada sin ánimo de lucro. Allí trabajan con investigadores de todo el mundo en medicina personalizada, estudiando la reacción a fármacos en enfermedades comunes. Carracedo detalló que parte de la plantilla trabaja para servicios como el que prestan a la Policía muchos países del mundo realizando análisis genéticos.

“Una farmacéutica grande es difícil que consorcie con una universidad, prefiere la gestión a través de una fundación privada”, aclaró el profesor, destacando que las diferentes fórmulas de gestión tienen sus ventajas e inconvenientes. En cuanto a lo público, “tiene la ventaja de que es un mercado cautivo, pero las desventajas de que no se pueden reinvertir beneficios en contratos de nuevos investigadores, los puestos están sujetos a tasas de reposición”. Explicó también que, pensando en que todo el despliegue científico gallego se mantenga sólido en el tiempo, la estrategia es “crear spin offs y diferentes grupos de investigación que a su vez puedan ir buscando fuentes de financiación”.

Están centrados en ofrecer un servicio de mucha calidad. Para poder competir con los centros privados, en la Fundación realizan pruebas que solo muy pocas instituciones del mundo pueden hacer, “siempre es una carrera en estar por delante en I+D”. Como demostración de los avances disponibles, durante la visita del alumnado del CESIS a sus instalaciones, explicaron que “la tecnología permite hoy analizar el ADN de una sola persona en 2 horas e introducir el análisis genético de 10 personas en un pequeño chip”. Su apuesta decidida por la I+D les valió el reconocimiento como el laboratorio con más productividad científica del mundo.

La educación y la infancia son dos retos para la genómica en los que Carracedo también invierte su dedicación. El profesor señaló que hay un déficit de formación: “España es el único país del mundo sin especialidad de genética, mientras que en Oxford es la mitad del currículum académico de Medicina”. Confesó los proyectos que tiene por delante: “Sueño con crear un centro para niños con problemas neuropsiquiátricos y trato de crear un estado de opinión sobre la necesidad de cambios en el sistema educativo”. En este sentido, una de las prioridades es transformar los sistemas selectivos: “Elegimos según la desconfianza en nosotros mismos. A mí no me sirve el número uno del MIR si no sabe cogerle la mano al enfermo y darle un mimo. Hay que medir la vocación”.

 

Ana Narváez
Periodista y alumna de la octava edición del Curso de Especialización en Sostenibilidad e Innovación Social