Lucía Velasco: “El pilar de la responsabilidad social son los grupos de interés”

Lucía Velasco. Directora de Estudios e Innovación Social de la Fundación Tomillo.

La medición del impacto social es fundamental para una adecuada toma de decisiones, tanto para organizaciones del tercer sector, como para gobiernos, inversores o empresas que quieren contribuir a la creación de valor compartido. Para aprender a medir y cuantificar este concepto se desarrolló un taller práctico de la mano de Lucía Velasco, especialista en innovación social, emprendimiento, RSC y consultoría estratégica, que actualmente dirige el área de Estudios e Innovación Social de la Fundación Tomillo.

La docente explicó que la responsabilidad social se encuentra en un punto de inflexión, ya que lleva más de 15 años trabajando sobre los mismos conceptos. La competitividad que la RS aporta a las organizaciones está demostrada a través de indicadores, así como su relación directa con la reputación. Sin embargo, en este momento se hace necesario dar un paso más: “la creación de valor está en el corazón de la RSC”, afirma la experta, y así lo demuestra la renovación por parte de la Comisión Europea de la definición de RSC, en la que introduce este concepto animando a las empresas a adoptar un planteamiento estratégico a largo plazo y a estudiar las oportunidades de desarrollar productos, servicios y modelos empresariales innovadores que contribuyan al bienestar social.

La búsqueda de la definición de valor desde la perspectiva de las empresas la explicó Velasco a través del concepto de capas de valor, que describe las diferentes fases en las que puede encontrarse la organización. La primera es aquella en la que el valor capturado está perfectamente gestionado y medido (el que aparece en los estados financieros); la segunda se refiere al valor compartido, relacionado con el modelo de negocio en el que se integra el impacto sobre los grupos de interés y viceversa; en última instancia, se encuentra la creación de valor compartido, que contempla las externalidades que no están relacionadas con el modelo de actividad y que supondría el estado ideal: una organización que, además de ser responsable en su gestión, ayude a compensar los desequilibrios del sistema.

Aunque se sigue avanzando en la materia, la medición del impacto y el retorno social de la inversión continúan siendo asignaturas pendientes y para los financiadores es importante saber cómo se invierte el dinero y qué cambios se generan a través del mismo. “Cuando hablamos de medición de impacto es tan importante el camino como los resultados”, señala Velasco, y añade que “lo cuantificable es importante, pero mediante la narrativa es como se pueden entender los verdaderos cambios sociales”.

La metodología más adecuada para realizar esta medición es el SROI, que permite obtener de forma monetaria valores que van más allá de lo financiero, como pueden ser el ambiental o el social. A través de este método -que presenta el resultado medido en ratios- podemos saber la relación entre el beneficio y la inversión realizada, además de determinar cómo de eficiente es el gasto que se está realizando. Mediante la elaboración de un caso práctico realizado por grupos, se trabajaron las distintas fases de este proceso, que permite a las organizaciones que lo aplican mejorar en su gestión, asignar y elegir mejor los recursos y dar comunicación y difusión de sus resultados. La docente hizo hincapié, para terminar la sesión, en que “un proceso de medición de impacto da mucha información sobre la propia organización”.

 

Sandra López Salmonte.
Comunicadora audiovisual y alumna de la sexta edición del Curso de Especialización en Responsabilidad e Innovación Social.